La superficie del mar desprende lo que parece humo..., pero no lo es. Son gotas de agua que forman una delicada y deshilachada capa de niebla. Una niebla de evaporación que aparece cuando un aire, enfriado y estabilizado sobre grandes extensiones de hielo, se desliza sobre el agua. Un curioso fenómeno de las regiones polares que se conoce como niebla del mar Ártico o humo ártico.

Pero resulta que este cambio del estado del agua, que se produce porque la corriente de aire frío y seca se mueve o permanece sobre la superficie líquida que está más cálida, también puede darse en latitudes templadas. En este caso, el foco de agua caliente puede encontrarse en los ríos, en los lagos o, incluso, en los pantanos.

Para ello es necesario que masas de aire de origen polar se dirijan hacia el sur y provoquen bruscos descensos en las temperaturas de estas zonas. A nada que se produzca un poco de evaporación en la superficie líquida, el vapor que se origine se encontrará con aire muy frío y se condensará sobre la superficie del agua. 0

En estas latitudes el fenómeno suele darse de noviembre a marzo, a primeras horas de la mañana. Podría darnos la sensación de que se trata de aguas termales. Sin embargo, las aguas termales son líquido elemento que mana del suelo a temperatura superior a la del ambiente, y su aparición no guarda relación con la formación de las nieblas humeantes.

Para que fumen o echen humo un río, un lago o un pantano es necesario que su agua esté más caliente que el aire y que al evaporarse entre en contacto con un aire muy frío y se condense. Entonces, las lágrimas del aire se harán visibles y surgirá ante nuestros ojos la niebla fantasmagórica y humeante.