Dabid LAZKANOITURBURU
El modelo libio y las revueltas tunecina y egipcia
Pero cada país es un mundo y las revueltas obedecen a las circunstancias históricas concretas de sus poblaciones. Frente a los modelos tunecino y egipcio, marcados por las protestas pacíficas y la decisión de sus respectivos ejércitos de forzar la huida ordenada de sus dictadores, la revuelta libia apuntaba distinto desde un primer momento: la división de facto de Libia entre la Tripolitania occidental y la Cirenaica oriental -germen de las protestas-, la cuestión tribal, las deserciones en el Ejército, en el interior del régimen.
Se podrá argumentar que ha sido la terquedad del propio Gadafi la que ha llevado al país a ese callejón sin salida en el que sólo le queda resistir o morir. A esa guerra a muerte que, más que futuro, ya es presente. Se podrá vestir la realidad con diatribas de siquiatra y con apriorismos sobre lo malo que era Gadafi y lo malo que vuelve a ser tras un decenio de idilio con él de toda Europa.
Es muy posible que su destino esté ya sellado y sea similar, políticamente, al que ha condenado a Ben Ali y a Mubarak, sus buenos amigos. Pero no hay duda de que la Caja de Pandora abierta en la Qasba tunecina y consolidada en la Plaza Tahrir cairota guardaba otra gran sorpresa. Y no precisamente transitoria. Agárrense fuerte, que esto no ha hecho más que empezar.