Raimundo Fitero
Subidas
Se van conociendo los resultados económicos de las generalistas privadas, y acaba de visibilizarse los efectos de la supresión de la publicidad en TVE. El reparto de la publicidad no emitida por el canal público se ha concretado en incrementos del ochenta por ciento en Antena 3 y del cuarenta y cinco por ciento en Tele 5 en la facturación por publicidad en el año anterior. Unas subidas realmente espectaculares que probablemente no se mantenga en el tiempo, porque muchas de ellas son el resultado de presupuestos ya cerrados y destinados al gasto en anuncios televisivos y en manos de los mayoristas, porque lo cierto es que la efectividad, ateniéndonos a los criterios matemáticos, no puede ser la misma en su incidencia publicitaria directa ya que precisamente la primera estatal es la que sigue liderando en audiencias y de manera destacada.
Estos resultados conocidos deben ser analizados pormenorizadamente, porque se trata del rebufo de una suspensión política, hecha precisamente para favorecer a las privadas predominantes. Ya está, comprobado, los accionistas y directivos de estis dos cadenas son más ricos, siguen haciendo unas programaciones bochornosas, más en una que en otra, y el mapa televisivo se parece cada vez más al modelo italiano. Además de lo coyuntural, lo obvio, el trasvase casi automático de los anunciantes buscando audiencias consumistas, habrá que empezar a contabilizar a las cadenas de nuevo cuño, la TDT en su conjunto ha fragmentado audiencias, y en algunos casos sus porcentajes empiezan a ser suficientes para incluirlos en los paquetes de anunciantes con criterios profesionales y de inversión económica más allá de lo que parece ser una clara contribución de apoyo ideológico.
Lo cierto es que las empresas mencionadas, a la luz de estas cuentas presentadas, van bien, porque ahora están en una especie de oligopolio, ya que la competencia real, de momento, está muy debilitada. Si están saneadas económicamente, a lo mejor es el momento de exigirles programaciones más adecuadas a los tiempos. La audiencia, con su mando a distancia, y quien les da la concesión administrativa, con alguna recomendación en positivo.