El empate parecía un mal menor, viendo la trayectoria del rival -siete había firmado el Palencia en las nueve jornadas anteriores-, pero los veinte minutos de tontera que sufrió el Alavés en Mendizorrotza se cobraron una factura mucho mayor. El equipo albiazul, que regresaba a casa tras, precisamente, cosechar dos empates consecutivos, encajó su primera derrota como local desde el pasado mes de octubre. Un tropiezo que, unido a la victoria del Eibar, le hace menos líder. Su ventaja respecto a los azulgranas se reduce ahora a un solo punto.

Una auténtica pena porque, más allá de que el árbitro se alinease con el rival sacando fuera del área un penalti, el Alavés fue superior durante los primeros setenta minutos de un partido intenso. Así lo encararon los locales, queriendo agradar a su parroquia y conocedores de las noticias que llegaban desde Ipurua. Y también el Palencia, que ponía en juego sus mínimas opciones de play-off.

El Alavés saltó desde el inicio con una gran intensidad en el juego, buscando continuas aperturas a bandas y desbordando con insistencia a sus pares. La escuadra morada aguantó el primer cuarto de hora como pudo, sin apenas aproximaciones a Montero. Pero en el minuto 17 los albiazules derribaron su defensa, gracias a un córner de Salcedo perfectamente rematado por Óscar Martínez.

Al Palencia le tocó estirarse un poco más y a punto estuvo de encontrar premio con un remate de cabeza de Aitor Blanco. La gran intensidad local, sin embargo, dejó sin movilidad a los castellanos, que a punto estuvieron de encajar el segundo gol en un remate a bocajarro de Esparza, que finalmente sacaría bajo palos Castilla.

Maniobra con resultado

En la reanudación, los hombres de Pepe Calvo estiraron las líneas y dispusieron de mayor posesión. El choque se convirtió en un correcalles, con constantes alternativas de unos y otros, sin ocasiones claras pero con mucho movimiento. La tensión fue en aumento y en ese caldo de cultivo el entrenador palentino dio entrada a Paulino, formando con dos delanteros arriba, con la clara intención de ir a por el encuentro. Poco tardó la maniobra en dar sus frutos. En el 71, Solabarrieta remataba en el segundo palo un centro de Alejandro, restableciendo el empate en el luminoso.

El Alavés se echó arriba. Y la consecuencia llegó con los espacios en la zaga, que Paulino aprovechó para forzar una falta en la frontal del área. La ejecutaba magistralmente Alejandro, colándola por la escuadra

A partir de ahí, los morados jugaron con los nervios y prisas del Alavés, que puso muchas ganas pero se estrelló en el ordenado entramado defensivo rival. Y que recibió la puntilla con la segunda amarilla de Ibon Gutiérrez cuando cercaba, sin éxito, la portería de Castilla.