Revueltas en el mundo árabe
«Yihadistas en Irak pueden afluir a los países con vacío de poder»
El periodista Hadi Jalu analiza la actual situación en Irak y la relación de las movilizaciones en el resto del mundo árabe con las que se desarrollan en el país mesopotámico, donde la realidad de la ocupación estadounidense condiciona de forma determinante los acontecimientos. Opina que hoy «es el sistema judicial iraquí» el mayor obstáculo a la labor de los periodistas.
Reputado periodista y director de una ONG iraquí que vela por la libertad de prensa, la oficina de Hadi Jalu ha sido atacada estos días por paramilitares que destrozaron su sede y se llevaron sus ordenadores. Una muestra de la represión reinante.
«La mayoría de los medios de prensa podrían desaparecer en los próximos meses», apunta, con una gran dosis de preocupación, este activista por la libertad de prensa desde su oficina en Bagdad.
¿Es la reciente oleada de manifestaciones en Irak el resultado de un efecto contagio desde los países vecinos?
Sin duda. Tenga en cuenta que todos compartimos la misma cultura y lengua así como los mismos problemas: corrupción, desempleo, mala gestión, infraestructuras deficientes, atentados contra la libertad de expresión... Los recientes episodios en los países vecinos están provocando que los iraquíes estén saliendo a la calle en multitud de marchas y manifestaciones.
¿Ha habido alguna respuesta por parte del Gobierno?
Aunque de manera muy tímida, se empieza a hablar de subida de salarios y compensaciones económicas mensuales. Asimismo, hemos asistido a gestos como que Nuri Al-Maliki (primer ministro de Irak) haya decidido reducir su sueldo a la mitad así como renunciar a presentar su candidatura a unas terceras elecciones.
Usted mismo fue uno de los convocantes de una marcha de protesta el pasado 30 de enero, ¿no es así?
La iniciativa surgió de entre varios colegas periodistas. Para la convocatoria utilizamos diversas redes sociales, SMS y también nos dirigimos a cadenas de radio y periódicos. Fue una marcha pacífica de apoyo al pueblo egipcio en su levantamiento contra Hosni Mubarak. Caído Mubarak, el poder de la revolución se extenderá irremisiblemente al resto de los países árabes.
¿Incluye usted a Irak en esa lista?
Si bien están los paralelismos que he mencionado antes, existe una diferencia de calado entre nosotros. En Túnez, Egipto, Jordania y Yemen hablamos de líderes que llevaban décadas en el poder mientras que nuestros representantes, sean cuales sean sus errores, han sido elegidos por el pueblo iraquí.
Por el momento, la gente en Irak no está pidiendo que se produzca un cambio de Gobierno sino que se está manifestando para que se subsanen las múltiples carencias del país. Otra gran diferencia es que tanto tunecinos como egipcios han salido juntos a la calle, algo impensable para nosotros porque nuestras fracturas de tipo religioso, étnico, político... son muchas y muy intrincadas. En nuestro caso creo que el mayor precio lo pagará el crédito de nuestros políticos.
Desde diversos sectores se ha denunciado que se está produciendo un reciente incremento del acoso hacia los medios de prensa por parte del Gobierno, ¿es eso cierto?
El Gobierno es plenamente consciente del papel de los informadores y de las redes sociales tras las revueltas y hará lo posible por extender su control sobre ellos. Hace escasos días, el CMC (Comisión Iraquí para los Medios y la Comunicación) decidió aplicar unas tasas anuales con carácter retroactivo a varias cadenas de radio y televisión. Estamos hablando de cantidades verdaderamente astronómicas que la mayoría de los afectados no puede pagar, ya que se trata de medios de prensa independientes y con escasa financiación. Así las cosas, la mayoría de los medios de prensa independientes podrían verse obligados a desaparecer en los próximos meses.
El problema subyacente en este país es que nuestra democracia está dando sus primeros pasos y ni el Gobierno ni gran parte de la población son todavía verdaderamente conscientes del papel que juega la prensa libre en dicho proceso.
¿Cuáles son las principales dificultades a las que se enfrentan hoy los periodistas en Irak?
Entre 2003 y 2008 la mayor amenaza para los periodistas era ser asesinado, fuera a manos de Al-Qaeda en Irak o de cualquier otra milicia, o por errores de las tropas estadounidenses. A partir de 2008, nuestro principal obstáculo es el propio sistema judicial iraquí. Se encausa judicialmente tanto a informadores individuales como a cadenas de televisión, radio, periódicos y demás, generalmente por denunciar casos de corrupción. Tras 2008, la seguridad mejoró, por lo que ahora nuestra amenaza llega a través del sistema judicial.
Hay multiples ejemplos, como el de «Al-Alam», un periódico que denunció el pasado octubre la corrupción en torno a una ciudad deportiva en Basora. Al día siguiente de su publicación fue acusado por el Ministerio de Deporte y Juventud, que pretendía que pagara un billón de dinares iraquíes [616 millones de euros].
El terrorismo es más o menos controlable pero la corrupción nos afecta hoy en mucha mayor medida, resulta inabarcable.
¿Puede la aparentemente creciente inestabilidad alterar en alguna medida la agenda de retirada de los estadounidenses, prevista para finales de este año?
Mientras sigan aquí habrá dos gobiernos sobre Irak; el de Bagdad y el de Washington, con todos los desencuentros que ello genera. No obstante, creo que cumplirán su promesa de retirada y que los iraquíes podremos demostrar que podemos gobernarnos nosotros mismos. Paradójicamente, la inestabilidad de los países vecinos sí que puede alterar significativamente la agenda de otros agentes armados en el país.
Puede que asistamos próximamente a un flujo inmediato de yihadistas desde Irak hasta Egipto, Yemen y al resto de los países vecinos donde la inestabilidad desemboque en un vacío de poder.