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Revueltas en el mundo árabe

Gadafi asegura que controla el 75% del territorio de Libia

Las fuerzas favorables a Muamar al-Gadafi parecen perder terreno, al menos en el campo de las relaciones internacionales, mientras se desarrolla una gran campaña de propaganda cuya primera víctima es la verdad. Los seguidores del aún líder libio sólo conservarían el 15% del territorio, según sus detractores, y cerca del 75%, en función de lo afirmado por uno de sus hijos. En todo caso, quienes pueden dejar el convulso país árabe lo hacen sin tardanza.

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Jose Angel ORIA I

Seif el Islam, hijo del líder libio Muamar al-Gadafi, afirmó ayer que la situación en Libia es «excelente» en las tres cuartas partes de su territorio, aunque aceptó que existe «una voluntad interior de cambio» en el país, al tiempo que anunció «reformas» en todos los niveles de la Administración.

En una entrevista con la cadena emiratí Al Arabiya, Seif el Islam Gadafi reconoció que han existido «errores en la gestión de la crisis» y aseguró que «hace falta una negociación amistosa para hacer una nueva Libia».

En procesos como los que viven los pueblos árabes, estamos viendo numerosos cambios de bando como el protagonizado por el ex ministro de Justicia libio Mustafa Mohamed Abud al Jeleil, que ha anunciado la formación de un gobierno interino con sede en Benghazi, según ha informado el diario «Quryna».

Al Jeleil, quien ha dimitido esta semana en protesta por la represión contra las manifestaciones antigubernamentales, ha asegurado que con su anuncio no está cuestionando la unidad de Libia. «Abud al Jeleil ha insistido en la unidad del territorio de la patria y en que Libia es libre y que su capital es Trípoli», informó «Quryna». Además, Al Jeleil habría insistido en señalar al líder libio, Muamar al-Gadafi, como «único» responsable «de los crímenes que han ocurrido» en el país y que su tribu, la tribu Gadhdhfa, son «perdonados».

Según la lectura que hace la agencia France Presse, el petróleo de la parte oriental de Libia está ya en manos de los opositores al régimen, que tratan de organizar la vida post Gadafi, pero al oeste de la capital las fuerzas favorables al presidente sostenían fuertes combates y en Trípoli el líder conserva sus posiciones.

Representantes del poder civil y militar del este de Libia, controlado por comités populares tras el levantamiento del pasado 17 de febrero, mostraron su confianza en que Gadafi abandone pronto el poder. Fathi Tarbul, miembro del gobierno provisional de Benghazi, la segunda ciudad del país, aseguró en una rueda de prensa que «Gadafi tiene bajo control un 15%» del país.

«Gadafi está viviendo los últimos momentos y esperamos el final de su régimen en los próximos días», dijo a Efe Tarbul, un abogado de 39 años, cuya detención el pasado 15 de febrero se convirtió en la chispa que encendió el levantamiento popular en Libia.

Ni irán a Trípoli

Por su parte, el jefe de las fuerzas armadas de la zona este, el general de brigada Abdul Nafa Musa, se mostró convencido de que «la gente liberará Trípoli», así como que todos los oficiales de la parte oriental del país están ya contra el régimen. Asimismo, instó al resto de oficiales del país a «marchar hacia Trípoli» y sublevarse contra el régimen. Descartó «por el momento» que los sublevados en la «zona liberada» emprendan «una acción militar hacia la capital» del país.

Según miembros de los comités populares creados en la parte oriental de Libia, los manifestantes controlan no sólo el este del país, sino varias ciudades del oeste como Zauiya o Mesrata y del sur como Al Kufra, cercana a Sudán. Sin embargo, al igual que Fathi Tarbul, confiesan que la información es escasa por la dificultad de las comunicaciones y subrayan que en la localidad de Sirte, lugar de nacimiento de Gadafi y situada entre Benghazi y Trípoli, «aún no ha empezado la revolución».

La guerra de propaganda es una de las consecuencias de la interrupción de Internet y otras vías de comunicación -además de las dificultades que hallan los periodistas para realizar su trabajo- que el régimen libio ha impuesto de forma mucho más eficaz que los otros gobernantes árabes que se han visto contra las cuerdas por la acción de sus propios pueblos.

Esa situación de falta de información creíble ha permitido a Seif el Islam Gadafi aparecer ante las cámaras de televisión, con una sonrisa forzada, tratando de mostrarse más humano que en anteriores comparecencias.

«Reconciliación»

Afirmó que «no hay futuro para los libios al margen de la reconciliación, ya que hay que construir la Libia de mañana». Anunció «cambios en todas las esferas» de la Administración y recalcó que el país está «en un cruce de caminos» y que «hay que construir una nueva Libia». «La situación en las tres cuartas partes del país, que representan la mitad de la población, es normal, excelente», sostuvo y añadió que la incitación a la revuelta «viene del extranjero, incluso si hay una voluntad interior de cambio», lo cual en buena parte no deja de ser cierto.

Según Al Jazeera, que citó testigos en la capital, las fuerzas leales a Gadafi sólo controlaban ayer, ya sin oposición, los alrededores de su palacio de Dar El Aziza, mientras que en el resto de barrios de Trípoli se sucedían manifestaciones y enfrentamientos. La cadena aseguró que vehículos con la inscripción «guardia revolucionaria» patrullaron las calles de varios barrios de la capital abriendo fuego contra los manifestantes.

Entretanto, ciudades de todo el planeta acogían movilizaciones contra Gadafi y el Consejo de Seguridad de la ONU se reunía «de urgencia» para debatir las posibles sanciones a imponer al líder libio y su entorno por la represión de las protestas. Entre las opciones que podría adoptar dicho órgano se barajan desde la congelación de bienes y la prohibición de viajar a Gadafi y su entorno, al embargo de armas. El objetivo sería poner en evidencia el aislamiento de Gadafi y su riesgo de enfrentarse en un futuro a la justicia internacional.

Egipto tiene ya un proyecto de Constitución

El presidente del Comité para la Reforma Constitucional en Egipto, Tariq al Bishri, anunció ayer que el organismo va a proponer limitar los mandatos presidenciales a dos periodos de cuatro años.

La anterior Constitución egipcia, suspendida por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que gobierna el país desde la dimisión del presidente Hosni Mubarak, el 11 de febrero, establece un mandato presidencial de seis años sin límite alguno de reelecciones. Al Bishri explicó también que el Comité plantea que el presidente electo deberá nombrar a un vicepresidente en un plazo de 60 días después de asumir el cargo.

En cuanto a las condiciones para presentarse a las elecciones, cada candidato deberá tener el apoyo de 30 miembros del Parlamento, o la firma de 30.000 egipcios con derecho a voto de aproximadamente la mitad de las gobernaciones del país o ser nominado por un partido político legal con al menos un representante en cualquiera de las dos cámaras del Parlamento. Los requisitos actuales son muy restrictivos y, por ejemplo, impiden la posibilidad de que haya candidatos independientes, algo que sí podría darse si se ratifica el nuevo texto.

El Comité para la Reforma Constitucional fue nombrado por el Consejo Supremo para introducir reformas democráticas en la actual legislación. El propio Consejo Supremo se ha comprometido a entregar el poder a un gobierno civil democráticamente elegido en un plazo de seis meses. GARA

Las protestas antigubernamentales ganan partidarios desde el Magreb hasta el Golfo

Desde Marruecos hasta Omán, la ola de protestas que sacude al mundo árabe parece imparable, a pesar de las reformas y cambios de gobierno que se anuncian en diversas latitudes.

Jefes de importantes tribus de Yemen y decenas de miles de sus hombres anunciaron ayer que se unen a la revuelta contra el presidente Ali Abdala Saleh, después de que siete personas murieran y cuarenta resultaran heridas por disparos de la Policía el viernes al sur del país.

El dirigente de la oposición chií de Bahrein, Hasan Meshaina, llegó ayer a la capital de ese pequeño reino del Golfo Pérsico, beneficiado por un perdón real que también permitió la liberación de centenares de presos políticos. Además, cinco ministros fueron cesados, tratando de contener las protestas.

Por lo que respecta a Omán, el sultán Qaboos bin Said ha remodelado el Ejecutivo al cambiar seis ministerios por «el bien público», una semana después de que centenares de personas se manifestaran en el país, algo poco habitual ya que los partidos políticos están prohibidos. El pasado 19 de febrero, alrededor de 500 personas reclamaron reformas democráticas y una subida de los salarios en una protesta pacífica en Sohar, la capital económica del país. Como respuesta, el sultanato incrementó el salario mínimo interprofesional un 43%, llegando a los 378 euros.

En Qatar, una campaña puesta en marcha a través de Facebook pide la destitución del emir Hamad bin Khalifa. Ayer llevaba recogidas más de 20.000 adhesiones.

También en Kuwait se mueve la ciudadanía. Un grupo opositor de reciente creación ha pedido reformas políticas y el emir Sabah al-Ahmad al Sabah anunció que invertirá unos cinco millones de euros en diversas medidas de fuerte carácter social.

En Jordania, unas 5.000 personas se manifestaron el viernes en Amán para reclamar mayores libertades políticas, una representación parlamentaria más amplia y cambios constitucionales que limiten los poderes de los que goza el monarca; y ayer la oposición acusó al Gobierno de «falta de seriedad» en relación a las promesas realizadas al pueblo al calor de la ola de protestas.

Miles de personas del Movimiento 20 de Febrero salieron ayer en varias ciudades de Marruecos para pedir una «Constitución democrática», pese a la advertencia de que las movilizaciones están prohibidas. Un estudiante resultó herido en Guercif, tras quemarse a lo bonzo. GARA

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