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Derrota en San Mamés

Un hueso demasiado duro

El Athletic se adelantó en el marcador, pero acabó encajando su tercera derrota consecutiva. El Valencia aprovechó el desgaste físico de su anfitrión para remontar tras el descanso. El tropiezo deja al equipo en Europa, pero muy alejado de los puestos de Champions.

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VALENCIA 2
ATHLETIC 1

Amaia U. LASAGABASTER I

Por mucho que quede todavía un tercio de la Liga por delante, habrá que circunscribir definitivamente la Champions League al campo de los sueños. Aún deben disputarse 39 puntos hasta el próximo 21 de mayo, pero el que parecía el último tren del Athletic para engancharse con ciertas garantías a la pelea por la máxima competición continental se escapó ayer.

El Valencia marcaba esa última frontera y el tercer puesto desde el que lo hacía no era una cuestión circunstancial. Si el equipo de Unai Emery lidera la Liga de los terrenales es, precisamente, porque se trata de un hueso muy duro de roer. Lo habían comprobado casi todos los equipos de la categoría y ayer le tocó al Athletic que, sin cuajar un mal partido, tuvo que resignarse a la derrota. Tercera consecutiva que, salvo hecatombe de Villarreal y el propio Valencia, hace imposible la entrada en Champions y que, peor aún, apretuja la pelea por la Europa League. El Athletic se mantiene en puestos europeos pero, por mucho que sus perseguidores fallen más que una escopeta de feria, tres semanas en negativo se dejan notar. Además de haber perdido un puesto en la tabla, el equipo ve ahora a sólo tres puntos al séptimo, el Sevilla. Para completar el diagnóstico habrá que esperar al miércoles y comprobar cómo puede afectar al Athletic este nuevo tropiezo.

Hay, al menos, y como sucediera la semana pasada, un consuelo con el que quedarse. Y es que como le sucediera al Barcelona, el Valencia tuvo que exprimirse al máximo para llevarse el triunfo de San Mamés. Porque hubo licencia para soñar durante muchos minutos. No sólo porque el Athletic se adelantó pronto en el marcador y mantuvo su ventaja durante casi una hora, sino por las buenas vibraciones que transmitió el equipo rojiblanco. Y eso que su rival demostró desde el principio lo que se esperaba. El equipo de Joaquín Caparrós saltó al césped como acostumbra en San Mamés, con muchísima intensidad y la portería opuesta metida entre ceja y ceja. Pero, al contrario de lo que ha venido suce- diendo con los últimos visitantes de la Catedral, el Valencia no se achantó. Le tocó aguantar los embates de su anfitrión, pero en lugar de limitarse a aguantar el chaparrón, intentó responder cada vez que pudo hacerse con la pelota.

Y le tocó sufrir cada vez que la perdió. Que fueron unas cuantas. Y además en zonas bastante cercanas al área, lo que metió en más de un apuro a la defensa ché. Sobre todo a Stankevicius, que vivió su pesadilla personal con Toquero. Con David López forzosamente más atento a su espalda ante el estreno de Óscar de Marcos en el lateral, las caídas del gasteiztarra a la derecha fueron constantes. Y de casi todas sacó fruto. Como además De Marcos no pudo resistirse a subir por banda cada vez que pudo, prácticamente todo el peligro de los leones llegó por allí. También lo hizo el gol. Se cumplía el cuarto de hora cuando Carlos Gurpegi metía un buen balón para que, cómo no, Toquero lo sirviera desde la derecha y Llorente se hiciera hueco para anotar el 1-0.

Que valió durante muchos minutos. Y que pudo verse acompañado por algún otro, aunque también el Valencia asustó a la parroquia rojiblanca en alguna ocasion.

Fueron bastantes más en la reanudación, que debió haber empezado con la expulsión de David Navarro -tampoco hay que pedir milagros con Muñiz sobre el césped- y que acabó con disgusto. El Valencia se vino arriba, el Athletic fue acusando el desgaste físico y, pese a que a punto estuvieron los rojiblancos de matar el partido -Llorente culminó una gran acción enviando el balón al palo-, aquello fue cogiendo mala pinta. Y lamentablemente se confirmó. Mata remató primero una rápida subida de Joaquín y Jonás aprovechó después un rechace para ajusticiar a un anfitrión que no se rindió pero no pudo evitar la derrota.

«Nos ha faltado matar y ante estos rivales hay que aprovechar las ocasiones»

Joaquín Caparrós acabó satisfecho con muchos de los detalles que ofreció su equipo. Y bastante menos con la derrota y con el hecho de que el Athletic no hubiera podido matar el choque cuando tuvo la oportunidad.

«En el fútbol lo que mandan son los goles -recordó-. Se nos ha quedado cara de bobos porque nos ha faltado matar el partido, habiendo tenido mucha superioridad en ataque. Pero ante este tipo de rivales hay que aprovechar las ocasiones, igual que han hecho ellos en la segunda parte para ganar». «Nos ha faltado matar el partido», lamentó el técnico, que sí destacó que «en cuanto a intensidad, entrega y por momentos buen juego, hemos ido a por el partido. Pero nos ha faltado ser más agresivos en ataque y matar», insistió.

En lo que respecta a la mala racha de resultados en la que ha entrado su equipo, Caparrós reconoció que «tenemos que romper la dinámica de derrotas porque tres jornadas sin sumar son muchas en un campeonato con tanta igualdad. Tenemos que volver a la dinámica de sumar».

Junto al partido en sí, la actuación de David Navarro fue lo que se ganó más comentarios en sala de prensa. El central ché golpeó con el codo en la nariz a Javi Martínez primero y culminó en la segunda parte con otro codazo a Fernando Llorente, en la que incluyó la ración de cuento tirándose al suelo. «Es sangrante que Fernando acabe hoy amonestado y él no porque el reglamento tipifica claramente esas jugadas», lamentó Caparrós.

Más contundente aún fue el protagonista involuntario de la acción. Fernando Llorente, que tuvo que recibir tres grapas en la cabeza, no se cortó un pelo. «Que el árbitro, sabiendo cómo es este jugador, permita este tipo de cosas es lamentable, la verdad. Lo tiene que ver todo el mundo. Sobre todo el árbitro y que juzgue. Porque es increíble que yo me vaya con amarilla y él se vaya de rositas con todo lo que ha hecho. A Javi Martínez le ha dado un codazo y le ha dejado sangrando de la nariz; a mí me ha dado el codazo en la cabeza y él haciendo el papelón... Lo que me molesta es que el árbitro permita estas cosas», lamentó el ariete, que cree que en este tipo de situaciones sería necesaria la intervención de los comités.

El otro protagonista, en un sentido bastante más positivo, del choque, fue Óscar de Marcos. El de Biasteri acabó «triste» con el resultado «porque después de ir ganando al descanso, que te remonten te deja mal cuerpo», pero satisfecho con su actuación personal. «Me he encontrado muy cómodo -aseguró el «nuevo» lateral derecho rojiblanco-. Había que intentar suplir una baja muy importante y he intentado hacerlo de la mejor manera posible. He estado muy a gusto, tenía libertad para moverme y he subido un par de veces hasta el área». El jugador, con todo, reconoció que Andoni Iraola «es un crack y lleva muchos años demostrándolo, así que es dificilísimo discutirle el puesto». A.U.L.

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