Hay noticias ligeras sobre la vida televisiva que puede entenderse como testamentos de un pasado inmediato. Por ejemplo, los platós donde se graban «Cine de barrio» y «Versión española», es decir donde se convierten en realidad virtual dos de los programas que la pública estatal dedica al que fue considerado en su momento el séptimo arte, se van a cerrar ya que sufren un problema con el amianto. O sea, son poco saludables, en el ambiente se suspenden partículas cancerígenas. Y se trata de uno de esos estudios legendarios, de toda la vida, o sea, que allí han podido perder parte de su salud cientos de trabajadores y otro montón de artistas.

El amianto, su uso muy extendido para recubrir techos, o para aislar espacios, es una de esas desgracias fruto, entre otras muchas otras cosas, del desconocimiento, ya que fueron décadas de reinado de este material para la construcción y cientos de miles los operarios que se han relacionado directamente con él, y de ciudadanos que lo han hecho indirectamente, en sus hogares, sus lugares de trabajo o en edificios públicos, como todos cuantos los que han estado en los platós de TVE. Se están reparando, limpiando, rehabilitando. El susto de todos cuantos pueden haber sufrido intoxicación debe ser supino. Las autoridades competentes deberían hacer una sincera advertencia de materiales cancerígenos conocidos pero no explicados a la ciudadanía.

Podemos tomar este asunto del amianto por las hojas y decir que en muchos platós la intoxicación ideológica, artística, estética, es mucho menos recomendable para la salud que un exceso de los componentes del amianto en el aire. Y, por lo que nos atañe a los consumidores, suponemos que el amianto no se puede transmitir por lo que vemos en casa, pero sí los otros componentes intangibles de las otras contaminaciones globales. Y ahora mismo, lo que más nos intoxica son todas las noticias, comunicados, declaraciones y opiniones provenientes de ese lugar cubierto de amianto político que se materializan en acusaciones policiales tomadas como sentencias probadas, o los movimientos de la sexta flota americana por el Mediterráneo que nos anuncia tiempos de guerra, desastre y dolor.