El punto muerto en la crisis libia desata los nervios de Occidente
Occidente toma nota de la llamada de auxilio de la oposición libia, que pide ya ataques aéreos contra un régimen que no da muestras de rendirse, sino lo contrario. Mientras baraja sus opciones militares, a cual más arriesgada, saca a escena a la Corte Penal Internacional mientras concentra barcos de guerra en las costas libias. Y hace oídos sordos a la propuesta venezolana de una comisión internacional de mediación.
GARA | TRIPOLÍ
A medida que pasan los días se evidencia que ninguno de los bandos confrontados en Libia, ni el régimen desde su feudo de Trípoli, ni la oposición atrincherada en Benghazi, tienen suficiente fuerza como para revertir la situación de punto muerto, más allá de eventuales ofensivas y contraofensivas .
El Ejército de Gadafi volvió a bombardear Brega, una zona petrolera de altísima importancia estratégica y preparaban un nuevo asalto por tierra.
La reconquista de Brega permitiría al régimen iniciar el asalto a Ajdabiya, nudo de comunicaciones entre el oeste, el este y el sur del país. Paralelamente, podría dejar sin electricidad a la ciudad oriental de Benghazi, capital de la rebelión.
Tampoco parece que esta última tenga capacidad para culminar el cerco sobre Trípoli en vísperas de un nuevo llamamiento hoy a protestas contra el régimen en la capital.
Menos aún cuando el Ejército del régimen está enfrascado en un intento de retomar el control en el extremo occidental del país y sacudirse así la presión sobre la capital, donde viven dos de los seis millones de libios.
A ello hay que sumar que el régimen controla Sheba, al suroeste del país y Sirte, en el centro, bastiones de las tribus cercanas a los Gadafi. Yo todo ello sin olvidar su retaguardia de los comités revolucionarios, armados y presentes en prácticamente todas las ciudades del país.
En palabras de un diplomático occidental con base en Trípoli, «una de las soluciones para acabar con el régimen sería que uno de sus guardaespaldas le pegara un tiro en la cabeza. Pero igual ni con esas», añade.
En este escenario de empate técnico, y con una oposición peor armada y consciente de que el tiempo corre en su contra, la hipótesis de una intervención está siendo valorada por prácticamente todos los agentes en el conflicto. Gadafi ha advertido de que una agresión militar de EEUU o de la OTAN «provocaría la muerte de miles de libios en un mar de sangre pero que Irak o Afganistán. Repartiremos millones de armas y será un nuevo Vietnam», auguró.
Por contra, el Consejo Nacional de Benghazi, presidido por el ex ministro de Justicia, Mustafah Mohamed Abdeljalil, pide ya abiertamente «a la ONU (sic) a lanzar ataques aéreos» pero, matiza, «contra las posiciones de los mercenarios».
Con la cuestión de los supuestos bombardeos indiscriminados contra los civiles olvidada en el cajón, la atención se centra ahora en la cuestión de los «mercenarios». Fuentes policiales malinenses aseguraron ayer que alrededor de 800 tuaregs de Mali, Argelia, Níger y Burkina Faso habrían sido reclutados para combatir la insurrección.
Pocos, si los comparamos con la cifra de en torno a 20.000 mercenarios que ha difundido la Liga de Derechos Humanos de Libia. Por contra, Human Rights Watch, nada sospechosa de connivencia con el régimen, asegura que no ha podido verificar «de manera independiente la presencia de mercenarios».
Movimientos militares
La OTAN «no tiene intención de intervenir en Libia pero nos preparamos de forma reflexiva ante cualquier eventualidad», señaló el secretario general de la alianza militar, Anders Fogh Rasmussen, quien añadió que «hemos tomado nota» de la petición de los sublevados. Por contra, la Liga Árabe ha adelantado su opisición a una intervención militar directa, mientras que se muestra favorable al establecimiento de una zona de exclusión aérea. Ni siquiera esta segunda opción cuenta con el consenso de todos los aliados. Y eso que la OTAN cuenta con los medios, concretamente una flota de aviones de vigilancia Awacs, con base en Alemania, sin olvidar que los ejércitos estadounidenses, británicos y franceses de ese tipo, a los que habría que sumar los cazas para interceptar los vuelos «sospechosos» en la zona.
Mientras tanto, los movimientos militares en la zona aumentan a cada hora que pasa Dos navíos de giuerra estadounidenses con 800 marines a bordo cruzaron ayer el Canal de Suéz en dirección a Libia. Otros 400 marines llegaron a la base estadounidense de Creta (Grecia) para embarcar en la nave de asalto anfibia y portahelicópteros USS Kearsarge y en el navío de apoyo USS Ponce.
Se suman a este contingente una fragata portahelicópteros británica, otra canadiense y un portahelicópteros Mistral francés, el segundo mayor con el que cuenta la Marina gala.
Como contrapunto, los dos buques de guerra iraníes que cruzaron a finales de febrero el Canal de Suez para llegar a Siria tenían previsto volver a cruzar ayer el paso estratégico egipcio pero en sentido contrario.
La Corte Penal, a escena
Coincidiendo con estos movimientos, la Corte Penal Internacional (CPI) anunció ayer la apertura de una investigación por crímenes contra la humanidad que incluye a Gadafi, sus hijos y entorno y otros miembros del régimen libio.
El fiscal, Luis Moreno-Ocampo, tampoco aludió en su intervención a los aireados bombardeos contra la población civil. Se refirió a muchos «incidentes« en el curso de los cuales «manifestantes pacíficos habrían sido atacados por las Fuerzas de Seguridad en Benghazi, Al-Baida, Derna, Zenten y Trípoli.
A nadie se le escapa que la misma acusación podría haberse realizado contra los depuestos Ben Ali (Túnez) y Mubarak (Egipto) e incluso a los regímenes de Argelia, Yemen, Bahrein, Qatar e Irak, sin ir más lejos. Consciente del doble rasero, una fuente del Tribunal señaló que «estamos ante una situación excepcional porque los que ordenaron las atrocidades las reivindican públicamente». Es la primera vez que la CPI actúa tan rápidamente desde su creación en 2002.
Mediación venezolana
Tanto el régimen de Gadafi como la Liga Árabe estudian la propuesta del Gobierno de Venezuela de crear una comisión internacional de países que pueda ayudar en el conflicto que vive el país magrebí.
El presidente Chávez, que conversó telefónicamente con Gadafi el martes por la noche, ha propuesto crear una comisión mediadora entre las dos partes en conflicto, propuesta con la que se ha alineado Ecuador.
El Gobierno francés se apresuró a rechazarla y a exigir la salida del poder del líder libio. También la rechazaron la oposición libia y el hijo de Gadafi Saif al-Islam, según algunas fuentes.
Dos de las minorías en Libia parecen haber asumido roles completamente contrapuestos en el escenario de preguerra civil que se vive en el país.
Los bereberes (amazigh) del oeste montañoso de Libia no tardaron en sumarse a la rebelión. En las localidades bereberes en torno al Djebel Gharbi, las Fuerzas de Seguridad se alinearon desde prácticamente el primer momento con los manifestantes. Lo mismo ocurrió en Nalut, donde los mandos militares del régimen se apresuraron a desertar.
Sólo hubo una víctima de la represión, un joven muerto en Rujdane. Sus habitantes aseguran que el régimen prohibía la utilización de la lengua amazigh bajo pena de cárcel, a lo que se añade la denuncia de ser los olvidados del régimen, sin infraestructuras, carreteras ni escuelas. No en vano es una de las zonas más pobres del país.
Por contra, el pueblo tuareg teme las posibles represalias contra esta comunidad por su alineamiento con el régimen de Gadafi. Así lo ha denunciado la asociación de ayuda a los nómadas tuaregs Tekelte. Cientos de ellos habrían cruzado la frontera de Mali huyendo de los combates.
Los tuareg, comunidad nómada de alrededor de 1,5 millones de personas, viven entre Níger, Mali, Argelia, Libia y Burkina Fasso.
Libia apoyó en 2006 y 2009 revueltas tuareg contra los regímenes de Mali y Níger.
Los bereberes viven en el extremo noroccidental de Libia, escenario de tensiones bélicas estos días. GARA
Barack Obama afirmó ayer que Muamar al-Gadafi «está en el lado equivocado de la Historia» y exigió su salida inmediata del poder. No descartó la imposición de una zona de exclusión aérea sobre Libia, e insistió en que su Gobierno maneja «una amplia gama de opciones» para tener «la capacidad de intervenir potencialmente rápido si la situación se deteriorara».
Las fuerzas leales a Gadafi capturaron el domingo a tres soldados neerlandeses que habían llegado a Libia para rescatar a dos ciudadanos europeos. Los militares fueron capturados al tomar tierra en Sirte, adonde habían llegado en un helicóptero naval holandés destinado frente a las costas de Libia para participar en las tareas de evacuación.
Unos doscientos manifestantes pretenden continuar acampados en la plaza del Globo de la ciudad de Sohar a pesar de que las autoridades elevaron de naranja a rojo el nivel de advertencia para que abandonen el lugar. Los manifestantes, la mayoría jóvenes, se niegan a abandonar el lugar tras siete días de ocupación para exigir una apertura democrática.
El alcalde de Bagdad presentó ayer su dimisión después de que la semana pasada fuera abucheado por los manifestantes que se movilizaron en la capital iraquí para denunciar la corrupción y la ineficiencia de sus representantes electos. Saber al-Essawi es el cuarto responsable local iraquí que renuncia desde el inicio, hace un mes, de las protestas en el país.
El presidente de Yemen, Ali Abdalah Saleh, estudia «con interés» la hoja de ruta propuesta por la oposición para garantizar al gobernante una salida pacífica del poder tras un mes de protestas, informó la agencia oficial de noticias SABA. Una fuente del Gobierno citada por Reuters indicó que Saleh respondería «positivamente» al plan, aunque anoche aún no se había pronunciado ya que ambas partes seguían discutiendo los detalles.
Los cinco partidos de la oposición, agrupados en la plataforma «Encuentro Compartido», anunciaron el miércoles el envíó a Saleh de una propuesta para asegurarle una salida «honorable y pacífica», que principalmente exige su marcha antes de finales de año.
Asimismo, pide que las autoridades investiguen los métodos violentos usados por la Policía para reprimir las protestas de las dos últimas semanas en Sana'a y otras ciudades, sobre todo del sur, y reclama que se lleve ante la Justicia a quienes dieron órdenes de disparar.
Además, solicita al Gobierno que permita la celebración de movilizaciones pacíficas y a Saleh que determine los pasos a dar para transpasar el poder y anuncie la aprobación del plan al pueblo.
Los estudiantes que llevan doce días acampados frente a la Universidad de Sana'a para exigir la marcha de Saleh rechazaron cualquier compromiso con el presidente y reclamaron su renuncia inmediata.
El mismo día en que recibía la propuesta de la oposición, Saleh transmitió a la Casa Blanca su firme compromiso con las reformas políticas en Yemen al tiempo que pedía perdón por sus declaraciones de la víspera en el sentido de que las protestas servían a los intereses de EEUU e Israel. GARA