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«La pasta de dientes no es como un detergente, sólo deja buen sabor»

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Julián Aguirrezabal
Odontopediatra y estomatólogo

Pionero de la odontopediatría en el Estado español, este veretano especialista lleva más de tres décadas dando servicios dentales en la capital bilbaina. Hace unos días ha participado en unas jornadas organizadas por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbo, de la que es vicepresidente, con una reveladora conferencia, titulada «Verdades y mitos de la caries dental».

Joseba VIVANCO | BILBO

Con la higiene dental y la caries, ¿hay más mito que verdad?

En todo esto hay más mito que verdad. Por ejemplo, el cepillado, al final, se puede justificar, pero ¿y la pasta de dientes? La gente cree que tiene un efecto detergente, como el jabón de lavar, y no es así.

¿Qué quiere decir con que la pasta no es un detergente?

Pues que la pasta de dientes, para usted y para mí, la única función que tiene es darnos una sensación agradable, en definitiva, dejarnos un buen sabor de boca. Que algo es algo. Los niños se pueden beneficiar del flúor de la pasta, pero los adultos no.

Pero en la estantería del supermercado encontramos decenas de dentífricos, cada cual ofreciendo una cualidad distinta...

Mire, si es un adulto sano, yo le recomendaría que escoja la que más le guste de sabor, olvídese de la publicidad. Si es para su niño pequeño, que tiene una boca sana, pues la pasta infantil que más le guste. Y si es un niño con caries frecuentes, una con, al menos, 1.500 ppm de flúor. Sí, aconsejo que la pasta de dientes la controlen los padres, porque aunque las intoxicaciones son raras, un solo tubo de pasta de alta concentración de flúor puede contener una dosis mortal. La dosis en el cepillo será del tamaño de una lenteja, no más.

¿Y qué me dice de los enjuages bucales?

Terminantemente prohibidos para niños por debajo de los ocho años. Por encima, con supervisión de los padres. La razón es que los niños hasta esa edad no han madurado adecuadamente el reflejo de la deglución. Por otro lado, en adultos, los enjuagues sólo estarían indicados en pacientes de alto riesgo de caries y aquellos con enfermedad periodontal. Y ni qué decir tiene que no deben indicarse colutorios con alcohol y menos en niños.

Hablemos del cepillado de los dientes. ¿Tiene tanta importancia como creemos o también hay mucho de mito?

La función del cepillado dental está en remover las bacterias cariógenas adheridas a la superficie del esmalte. El cepillado es un factor protector, pero no el primero ni el más importante. Por delante se encuentra un flujo salival normal, agua con flúor en la bebida, dieta no excesivamente rica en azúcares, anatomía dental adecuada, un número no excesivamente alto de bacterias cariógenas en boca...

¿Pero es necesario cepillarse después de cada una de las tres comidas del día?

Los expertos afirman que el cepillado más importante es el de la noche. La razón es que la saliva, que protege a los dientes, se segrega con un ritmo circadiano, es decir, durante el día. El cepillado es un factor protector, como le decía, pero no es determinante para tener o no caries. El cepillarse de manera compulsiva provoca también desgastes en los dientes.

¿Cepillo eléctrico o tradicional?

El que más le motive para cepillarse. El eléctrico es tan eficaz como el manual.

¿Hay mucho mito en torno a los dientes de leche?

Sí, el mito es que como se van a caer, no hay que hacerles caso. Esto es como el juego de las sillas cuando éramos niños: las sillas son los dientes de leche, los niños los dientes definitivos. ¿Sabemos lo que ocurre cuando quitamos una silla? Mi consejo con los más pequeños es que es necesario cursar una visita temprana al dentista, aproximadamente al año de vida. Además, se han de erradicar hábitos como el de endulzar los chupetes que, en cualquier caso, tienen que ser retirados al año de vida, porque a partir de los doce meses debe beber en vasos y tazas. Y hay que inculcar el hábito del cepillado nocturno y el uso de selladores en cuanto erupcionen los primeros molares.

Por cierto, unos dientes más blancos y brillantes no significan necesariamente unos dientes fuertes...

El esmalte de los dientes es una hidroxiapatita, que si están afectados por fluorosis crónica se transforma en una fluorapatita, donde los dientes quedan amarillentos pero muy resistentes al ataque ácido. Así es.

¿Es el azúcar el enemigo número uno de los dientes?

El azúcar, concretamente la sacarosa, es la responsable de la pandemia de caries que sufrió la humanidad en el siglo XVI y de la cual aún sufrimos sus consecuencias.

¿Pandemia de caries?

Seis años después del descubrimiento de América por Colón, los españoles descubrieron que los `indios' se alimentaban de una melaza oscura, parecida a la miel, que la obtenían de una planta, la caña de azúcar. Este descubrimiento lo trajeron a Europa, donde lograron clarificar la melaza, que cristalizada era la `sacarosa'. Junto al consumo de sacarosa se extendió la pandemia.

«La caries se contagia de padres a hijos»

¿Sabemos lo que es la caries o también estamos equivocados?

Antes de nada, hay que decir que la caries es una enfermedad infecciosa y contagiosa. En realidad, la caries es una enfermedad de la boca que en último término produce cavidades. Aguantaría el paralelismo con otra enfermedad bien conocida por nosotros, la tuberculosis, que produce cavernas en los pulmones, pero a nadie se le ocurre decir que tapando las cavernas cura la enfermedad. Lo mismo ocurre con la enfermedad de la caries, el dentista tapa sus consecuencias, pero no cura la enfermedad.

¿Ha dicho contagiosa?

Sí, antiguamente se creía que era hereditaria, porque se daba siempre en las mismas familias. Hoy sabemos que lo que se transmite a través de la relación familiar de padres a hijos, con los besos, la saliva... es la composición bacteriana de la placa dental. Así, si los padres tienen unas bacterias cariógenas muy agresivas, las pasarán a sus descendientes.

¿Y cómo aparece?

Las bacterias cariógenas, que suponen el 20 % de la flora oral, el consumo de azúcares y la disfunción salival por causas como la toma de medicamentos o enfermedades sistémicas, son factores que provocan su aparición. J.V.

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