La lucha contra el descontento social centrará los debates del Parlamento chino
El Parlamento chino, el más grande del mundo, comienza hoy su sesión plenaria en un año que llega marcado por la recta final de la llamada Cuarta Generación, que culminará sus dos legislaturas el año próximo con la llegada al poder de una nueva dirigencia. Los casi tres mil delegados de la Asamblea Popular Nacional (APN) se centrarán en las desigualdades salariales, caballo de batalla y cuestión pendiente todos estos años, y en el alza del precio de los alimentos.Dan MARTIN (AFP) |
La voluntad de evitar una explosión social va a dominar la sesión anual del Parlamento chino, que arranca hoy en medio de un clima de tensión provocado por las revueltas en el mundo árabe. Las desigualdades en los ingresos o la subida de precios de los alimentos que, en África y Oriente Medio han sido la mecha de las protestas, centrarán los trabajos de los cerca de 3.000 delegados que integran la Asamblea Popular Nacional (APN), el mayor Parlamento del mundo.
«La gente está molesta. Las clases privilegiadas de la sociedad china ganan mucho más que las otras», dice Willy Lam, de la Chinese University de Hong Kong.
La APN, en teoría el órgano supremo del Estado chino, que ha ganado poder en los últimos años, sigue dedicándose sobre todo a entronizar las decisiones del núcleo dirigente del Partido Comunista Chino (PCCh).
La agenda de la reunión plenaria fue enunciada a grandes líneas por el primer ministro, Wen Jiabao, en una charla, el domingo pasado, con internautas.
Los delegados ratificarán el XII plan quinquenal 2011-2015, que pretende controlar el crecimiento, reducir las desigualdades sociales y respetar más el medio ambiente.
Primera preocupación
El aumento de los precios alimentarios y de la vivienda, así como de los productos de primera necesidad constituyen actualmente la primera preocupación de los chinos y Wen debería, en su discurso de apertura, prometer el esfuerzo gubernamental para controlarlo.
El domingo anunció un objetivo de crecimiento más controlado, del 7% para el periodo 2011-2015, revisando a la baja el objetivo habitual del 8%.
«Espero que haya nuevas medidas políticas (en el discurso de Wen), ya que si no mostraría que el Gobierno no responde a las exigencias del pueblo, lo que sería un grave problema», estimó Bao Tong, un ex alto responsable, víctima de la purga que siguió al movimiento de Tiananmen.
El XII plan debe permitir también a China encontrar un mejor equilibrio entre importaciones, exportaciones, entrada de capitales foráneos e inversiones en el exterior, sin centrarse únicamente en las exportaciones y la atracción de inversiones.
Wen también indicó que el Gobierno quiere garantizar una producción suficiente de cereales, después de que la gran planicie del norte sea víctima de una sequía sin precedentes en decenios.
En enero, la inflación en la segunda economía mundial alcanzó el 4,9% pese a una serie de subidas de los tipos de interés y de las reservas obligatorias de los bancos, y los precios de los alimentos están por las nubes.
La sesión plenaria anual de la APN coincide con la creciente preocupación del régimen de Beijing por la campaña antigubernamental que se realiza desde Internet exigiendo reformas, en la estela de la «revolución de jazmín» tunecina.
Una señal de que las autoridades están cada día más nerviosas es que han empezado a activar la persecución contra dece- nas de activistas chinos pro derechos humanos.
Más de un centenar ha sido sometido en los últimos días a interrogatorios, arrestos domiciliarios y otras medidas, y algunos, incluso, han «desaparecido» de la circulación, según el Centro de Información para los Derechos Humanos y la Democracia de Hong Kong (CHRD).
En las ciudades donde se habían previsto «concentraciones de jazmín», las autoridades mostraron su determinación a no dejar germinar ninguna protesta, desplegando centenares de policías uniformados e impidiendo a los periodistas que tomaran imágenes.
Los cerca de tres mil delegados de la Asamblea Popular Nacional ratificarán el XII plan quinquenal 2011-2015, que pretende controlar el crecimiento, reducir las desigualdades sociales y respetar más el medio ambiente.
La sesión plenaria anual de la ANP coincide con la creciente preocupación del régimen de Beijing por la campaña antigubernamental que se realiza desde Internet exigiendo reformas, en la estela de la «revolución de jazmín» tunecina.
La metamorfosis vivida los últimos 30 años por China ha dado origen a una gran potencia pero que todavía debe encontrar, con la ayuda de sus socios, su verdadero lugar en el mundo, señala la periodista Caroline Puel en su libro «Los treinta años que cambiaron China».
«Nunca antes un país tan grande (....) había conocido tales transformaciones en un espacio de tiempo tan corto», apunta la corresponsal de la revista francesa «Le Point» en Beijing.
Desde la salida del maoísmo de una China exagüe hasta su acceso al rango de segunda economía mundial, la autora relata de manera cronológica y didáctica los acontecimientos que han jalonado esta emergencia, hecha, afirma Puel, a «golpes de timón a la izquierda, luego a la derecha».
Pero China, que trazó su camino con pragmatismo, sin modelos preestablecidos, está llena de tensiones: corrupción, pillaje de recursos, violaciones de derechos humanos e inestabilidad en Xinjiang y Tíbet. Y sobre todo, la amenaza de explosión social.
«La hora de las cuentas parece haber llegado», escribe Puel, y China tendrá que reorientar su singular modelo.
El «orgullo restaurado» de China ha creado un malestar sobre un recompuesto tablero mundial: Europa no lo había previsto y EEUU tuvo «un creciente sentimiento de rivalidad» frente a esta emergencia más rápida de lo previsto.
En los 30 próximos años, China deberá ser menos arrogante y más comedida. «En cuanto a Occidente deberá reaccionar de forma menos belicosa, aceptando dejar a China que ocupe su lugar. Para construir juntos un siglo XXI pacífico y próspero». GARA