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Fede de los Ríos

De infames e indecentes

 

 

Ares tacha de indecentes a EA y a Aralar por criticar las detenciones como freno al llamado proceso de pacificación. Al mismo tiempo pero en diferente espacio, Iribas califica a Mariné Pueyo de sarcástica, desvergonzada e infame por hacer pública la denuncia de malos tratos y tortura en la persona de Garazi Autor Pueyo.

Rodolfo Ares es un gallego aterrizado desde temprana edad en Otxarkoaga, con aspecto de mala hostia permanente. Dicen las malas lenguas, las de doble filo, que al nacer, la comadrona, un poco apesadumbrada, comunicó a la familia que habían tenido un carallo malencarado. Todo ello no es óbice para que sus padres lo quieran. Es consejero de Interior de las Vascongadas, aunque a él le gustaría figurar de ministro de todas las Españas (de Interior, por supuesto). A veces el destino viene marcado en las estrellas.

No parece preocuparle al malogrado afilador que los detenidos por la Policía de su jefe en Madrid hayan adquirido la malsana costumbre de autolesionarse durante los interrogatorios a los que son sometidos. Se autolesionan y se autoacusan culpables de manera tan rápida que son la envidia del resto de las policías europeas, cuyos detenidos no son tan dados a tan espontánea colaboración. Claro está que allí no cuentan con jueces ni forenses de tan buena disposición para el esclarecimiento de los hechos delictivos.

José Iribas Sánchez de Boado y demás hierbas, es un profesional de la política con menor recorrido, por el momento. Pertenece a UPN, esa reserva de la navarridad más católica, más apostólica y mas romana de cuantas ha dado la historia del Viejo Reyno. Un comehostias de los que aprovechan el cargo de la cosa pública para loar a la Universidad de Navarra (la del Opus). Y es que dice que tanto Pamplona como la Navarra entera deben mucho a la Universidad fundada por Josemaría Escribá, el aragonés universal, como lo llama Belloch, otro antiguo de Interior. ¡Qué cosas! Aún recuerda el que suscribe cuando en los setenta se oía la jota de «Algunos dicen de Navarra que tiene Universidad/ yo no he visto a ningún enfermo presumir de enfermedad».

¿Sarcástica, desvergonzada e infame a tu compañera de Ayuntamiento Mariné? Chico, Jose, qué te pasa. ¿No será, pongo por caso que, al objeto de no caer en pecaminosas tentaciones, tas apretao demasiaú el cilicio entre el prepucio, el pucio o el postpucio, impidiendo así el normal discurrir del flujo sanguíneo hacia la zona cerebral? Porque sarcástica, bueno, bien, no le falta ironía y humor a la de Falces. ¿Desvergonzada? Habría que matizar un poquito. Sí que siempre fue atrevida e irrespetuosa para con los poderosos y con los de doble moral. Pero infame, por el amor de Dios y de San Josemaría, infame es mucho fuerte, muete, pa decirlo así sin más. Porque honra, crédito y estimación a Mariné le desbordan por sus cuatro costados.

Creo que si fijases tu atención en derredor encontrarías, más cerca de lo que piensas, tanta cantidad de vileza y maldad que, de plasmarla en forma escrita, dejaría en tan sólo un capitulo la «Historia Universal de la Infamia» de Borges.

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