Raimundo Fitero
Un fenómeno
Probablemente debería ser motivo de una tesis muy especializada, pero lo cierto es que desde hace mucho años ETB ha servido de escuela para una serie de presentadores y presentadoras que se han arraigado perfectamente en las cadenas privadas estatales, y casi todo en dos fragmentos de la programación: el entretenimiento blanco y el entretenimiento rosa y/o morboso, donde hay una amplia relación. También en lo deportivo o más bien en lo futbolero. Y si me apuran también en la presentación de informativos, pero entonces la vinculación con la cadena vasca es mucho más complicado de establecer o directamente es inexistente.
Dentro de estas circunstancias, destaca uno de ellos: Carlos Sobera. Yo diría que no destaca precisamente por su calidad y fineza, sino por su cantidad. Por lo que dicen como piropo: servir para todo, pero que si se mira con un poco más de detenimiento, significa que por costumbre, abundamiento, constancia e insistencia, todo parece lo mismo. Se ha creado una especie de personaje televisivo con el que se está haciendo multimillonario, pero que cuando se coloca como ahora en ETB, en un programa patrocinado, pero que debería tener algo más de credibilidad ya que se trata, aparentemente de defender, explicar, difundir los derechos de los consumidores, su personaje mediatiza el programa. Es algo que está muy estudiado, sobre lo que se ha escrito mucho y que es muy difícil de desmontar. La máscara por encima de la persona. Y Carlos Sobera, actor rudimentario por sus recursos limitados, no logra deshacerse de ella.
Pero lo traemos aquí porque además del programa en ETB, del semanal en Antena 3 de los viernes y que por cierto va bastante bien en cuanto audiencia, acaba de anunciarse que desde mañana va a presentar otro programa, «El tercero en discordia», claro está un concurso, con vocación familiar, todas las tardes en la misma cadena de Planeta, después de «El secreto de Puente Viejo». Es decir, se puede convertir, por otra vía, en el Jorge Javier de Antena 3, ya que va a competir cuerpo a cuerpo, día a día, durante amplios tramos horarios coincidentes. Este Sobera es realmente un fenómeno. Un auténtico fenómeno.