El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, anunció ayer una nueva reforma de la justicia, tras asegurar que no habrá elecciones generales anticipadas y que está dispuesto a acudir a las audiencias de los juicios que tiene pendientes.

«El primer ministro considera oportuno defenderse en primera persona», dijo su abogado defensor Niccolò Ghedini pocos minutos antes de que comenzara en Milán la audiencia preliminar del proceso contra Berlusconi por el «caso Mediatrade», que fue aplazado hasta el 28 de marzo.

Ghedini aseguro que Berlusconi está dispuesto a acudir a todas las audiencias, «hasta a cuatro vistas al mes, pero siempre los lunes, para hacerlo compatible con sus compromisos políticos». Berlusconi, agregó su defensor, está dispuesto incluso a participar en audiencias dobles y, «en casos extremos, a acudir a las vistas en sábado, otro de los días más ligeros de compromisos políticos».

Las palabras de Ghedini se pronunciaron pocas horas antes de que Berlusconi interviniera telefónicamente en una reunión de su partido en Avezzano (Abruzzo) en la que volvió a atacar duramente a la oposición de centroizquierda, acusándola de emplear «todos los atajos mediático-judiciarios para lograr lo que no obtuvieron en las urnas».

«No habrá elecciones generales anticipadas. Sería un daño para el país, al ofrecer una imagen de inestabilidad», afirmó rotundamente Berlusconi, quien aseguró que los sondeos siguen colocando a su partido el primero, con el 30,6% de los votos y que la coalición en el poder cuenta con el 51% de los votos.

Berlusconi manifestó que el Consejo de Ministros del próximo jueves aprobará una reforma de la justicia que será «histórica», sin precisar más.

El ministro de Justicia, Angelino Alfano, aseguró que la reforma «servirá a todos los ciudadanos y no a Berlusconi», como denunciaron ayer dirigentes del centroizquierda como la líder de los senadores del Partito Democratico (PD, el primero de la oposición), Anna Finocchiaro.

Finocchiaro acusó a Berlusconi de mentir y de estar sólo interesado en «una justicia ad personam».

«Su bulimia oratoria ha llegado al mismo nivel que su incapacidad para gobernar. El único tema que le interesa es el de la justicia, pero no en el sentido que todos los ciudadanos damos a esa palabra, sino el sentido de la defensa de sus intereses y de sus miedos», declaró Fino-cchiaro.