Resulta curioso cómo algunos se atribuyen la representación del resto del personal.

Ayer, Antonio Casado, en «Diario de Navarra», sentenciaba que «es de obligado cumplimiento que la Fiscalía General y la Abogacía del Estado hablen en nombre del Estado. Va de suyo. También hablan en nombre de la sociedad cuando sostienen ante el Tribunal Supremo que Sortu es Batasuna y, según sentencia del mismo alto tribunal, Batasuna sigue siendo instrumento de ETA para conseguir determinados fines políticos, tales como la autodeterminación y la llamada territorialidad». Y, ¿qué hay de malo en aspirar a conquistar el derecho de autodeterminación o defender la territorialidad de Euskal Herria? Casado no tendrá, a buen seguro, respuesta a pregunta tan sencilla.

Luego se enmaraña en el asunto de las condenas y retrocondenas a la violencia política.

Lamenta el hombre que Sortu rechace la violencia como medio para hacer política porque establece lo que llama «una salvedad», es decir que «ese rechazo se concretará cuando en el futuro se concretase también esa violencia».

Y, de repente, da un brinco de alegría: «Las circunstancias han querido que la oportunidad se presentase antes de lo que pudieron imaginar los propios firmantes del escrito, y probablemente la Fiscalía y la Abogacía del Estado. Véase la reciente detención de los cuatro integrantes de un comando `legal' al que se le atribuyen asesinatos y otros atentados con bomba. Si nos atenemos a la cuestión (el pretendido blanqueo de los amigos políticos de ETA), reparemos en el hecho de que los solicitantes de la inscripción legal de Sortu no se sienten en la obligación de condenar esas salvajadas porque su rechazo a la violencia se remite al futuro y no al pasado. Habida cuenta de que al comando se le ha intervenido una respetable cantidad de explosivos y medios suficientes para utilizarlos, sus amigos políticos podrían haber condenado la intención mirando al futuro. Ni lo uno ni lo otro». Habría que recordar a este buen paisano que la única violencia que se ha dado en estos días -y que a él se le olvida condenar- es la violación de una de las detenidas. Habrá que pensar en ilegalizar a los silenciosos.