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La contraofensiva de Gadafi impulsa la idea de la zona de exclusión aérea

El régimen está reconquistando, manu militari y una tras otra, las plazas fuertes de la revuelta, cada vez más aislada en la provincia oriental de la Cirenaica. La desazón comienza a cundir entre las milicias enfrentadas a Gadafi. La «comunidad internacional» está acelerando el debate en torno a la puesta en marcha de una zona de exclusión aérea. La OTAN y la UE cuentan con el aval de la Liga Árabe y de la Conferencia Islámica. Les falta el preceptivo de la ONU.

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GARA | TRIPOLÍ

Libia es escenario, cuando estamos a punto de entrar en la cuarta semana de revuelta, de una guerra de nervios entre el régimen, por un lado, y la llamada comunidad internacional en la que está en juego el futuro de una rebelión que da muestras de impotencia ante la superioridad militar, y aérea, del Ejército a las órdenes de Gadafi.

El Gobierno de este último ha anunciado, que, «por primera vez, limpiaremos de rebeldes todo el país, desde el oeste hasta Bengasi». Amenaza lapidaria que llega de la mano de los éxitos militares de la contraofensiva del régimen Al Zawiya, en el noroeste, ha sido reconquistada tras cinco días de asedio. Los rebeldes pierden así su única ciudad al oeste del país, además de una de las más importantes refinerías del país.

Zentan, al sudoeste de Trípoli, estaba ayer rodeada por las fuerzas de Gadafi y sus camiones lanzamisiles Grad.

Hacia el este, ambos bandos se enfrentaban ayer en la franja costera próxima a las terminales petroleras de Ras Lanuf y Es Sider, concretamente en torno a la ciudad de Ben Yauad.

Las milicias rebeldes, cada vez más hostigadas, tenían problemas crecientes de suministro, incluso petrolero, y algunas fuentes aseguraron que podrían recibirlo de Italia. En Ras Lanuf, la desazón entre los milicianos era la tónica. «Como esto siga así, yo me voy», amenazaba un miliciano a bordo de una batería antiaérea en una discusión con sus compañeros.

En espera de la batalla final

Todo apunta a que asistimos más a escaramuzas que a una guerra abierta. Gadafi no quiere animar a Occidente a intervenir y se cuida muy mucho de hacer uso abierto de su potencial áereo. Pero le basta y le sobra para mantener a la revuelta a ralla e incluso para forzarla a replegarse en sus posiciones. En este panorama, la eventualidad del establecimiento de una zona de exclusión aérea gana enteros a cada día que pasa.

Occidente se está tentando la ropa antes de plantearse una intervención y tampoco parece convencido de que sea el momento de armar a los rebeldes.

Un alto mando de la OTAN señaló que «la única opción posible es la zona de exclusión aérea». Así las cosas, la alianza militar y la UE se reunirán en cumbre el jueves y viernes para acelerar el debate. Hará lo propio el viernes la Liga Árabe, que ya dio su visto bueno a este tipo de medida. La Organización de la Conferencia Islámica (OCI) dio su aval ayer mismo. Faltaría el de China y Rusia si sus promotores quieren defender la legalidad internacional y que llegue con el paraguas de la ONU.

Expertos militares del IISS londinense señalan que sería realizable aunque destacan las dificultades, incluida la necesidad de redespliegue de las tropas actuales en Afganistán.

JORDANIA

La oposición jordana, liderada por los islamistas, ha reiterado su exigencia de disolución del Parlamento y la aprobación rápida de una nueva ley electoral.

YEMEN

Los prisioneros de la principal cárcel de la capital yemení, Sana'a, se enfrentaron a los carceleros, que respondieron con fuego real al intento de motín y de fuga.

La marea de revueltas árabes llega también a Kuwait

Grupos de jóvenes kuwaitíes convocaron para ayer manifestaciones para reclamar el cese del primer ministro, Nasser al Mohamad al Sabah, y mayores libertades políticas. A primera hora se congregaron ante el Parlamento en la reanudación de las sesiones y repartieron sandías a los políticos. En el país se tilda de «sandía» a aquella persona corta de entendimiento o que tiene un punto de vista poco realista.

Este gesto supuso el pistoletazo de salida de una jornada prevista de protestas no autorizadas. Las manifestaciones están prohibidas sin autorización previa y los grupos Kafi (Basta) y Al Soor al James (Quinta valla), los principales organizadores, tratan de retar al Gobierno, ya que no han solicitado permiso para las protestas, que buscan emular a las registradas en Túnez, Egipto y otros países.

El régimen de Kuwait prohíbe los partidos políticos. La familia Al Sabah, que gobierna Kuwait desde hace 250 años, controla también los ministerios de Defensa, Interior y Asuntos Políticos, en un escenario en que el emir es en realidad quien tiene la última palabra en aspectos clave.

Las manifestaciones vienen precedidas por protestas de inmigrantes que exigen su derecho estos días a obtener la ciudadanía kuwaití. GARA

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