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Alvaro Reizabal Abogado

Celedón ha hecho una cosa nueva

Así que ahora Prudencio tiene que acudir al acto central de las fiestas patronales de Gasteiz, la Bajada de Zeledon, obligado por lo ordenado por la superioridad y con escolta. ¡Qué cosas!

Celedón ha hecho una casa nueva, Celedón con ventana y balcón. Así reza la canción que desde mi más tierna infancia me inculcaron mis tías paternas. Aunque se trasladaron muy jóvenes a Donostia en busca de mejores ocasiones laborales, nunca renunciaron a su identidad profundamente vitoriana ni a transmitirnos a todos los sobrinos que como Gasteiz, nada.

En mi caso, incluso, me llevaban a las fiestas de la Blanca todos los años para que mamara in situ las tradiciones patateras y, cuando alcancé la pubertad, hasta me compraban un puro, Alvarito, por supuesto, para que lo fumara como todos los varones presentes en la plaza y de paso vomitara, porque me sentaba como un tiro. Ahora me llega noticia de unas resoluciones judiciales, en relación a los incidentes ocurridos en la bajada de Celedón, que no tienen desperdicio. Celedón ha hecho una cosa nueva.

Dicen los tribunales especializados en la materia que, parece ser, la tradición dice que tocar la blusa o la txapela del popular personaje trae suerte y por ello son muchos los que tratan de arrimarse a él con propósito rocero, y entre estos festivos supersticiosos suelen infiltrarse simpatizantes de ETA que tratan de aprovechar la gran presencia de público y la retransmisión del evento por televisión para acudir al acto expresando sus reivindicaciones y hacer ver así la presencia de esa organización en las fiestas mayores de los babazorros.

Entre los infiltrados, que trataban de promocionar su marca se encontraba el protagonista de esta historia, al que, cautelarmente, daremos el muy alavés nombre de Prudencio, que al paso de Celedón enarboló una pancarta de forma vertical y de grandes dimensiones de color, con letras y dibujo en negro e interior blanco con el anagrama de ETA -hacha y serpiente- y las palabras Bietan Jarrai. Todo esto se declara probado en una sentencia de la Audiencia Nacional, y es que hay que resaltar que por semejantes hechos se puso en marcha toda la maquinaria represiva del Estado: diversos cuerpos policiales, videos, fotos... y la propia Audiencia, que terminó condenando a Prudencio a año y medio de prisión por enaltecimiento del terrorismo. La sentencia fue confirmada por el Tribunal Supremo.

Como la pena era inferior a dos años de prisión, la representación de Prudencio solicitó la suspensión de la condena, tal como está previsto en el Código Penal para estos casos.

Y la Audiencia accedió a lo solicitado, pero al ordenar la suspensión de la condena, teniendo en cuenta la forma en que ocurrieron los hechos, la condicionó no sólo a que el reo no delinca en el plazo de tres años, sino también al cumplimiento de la medida de acudir durante todo el plazo de suspensión al acto central de las fiestas patronales de Gasteiz, la Bajada de Celedón, medidas cuyo cumplimiento deberá ser controlado por la Ertzaintza.

Así que ahora Prudencio tiene que acudir al acto obligado por lo ordenado por la superioridad y con escolta. ¡Qué cosas!

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