«Incendies», el cine hecho en Québec que se interesa por el conflicto de Líbano
«Incendies» ganó el Premio de Mejor Guión en la Seminci y ha sido finalista al Óscar de Mejor Película de Habla No Inglesa. Está basada en una obra teatral de Wajdi Mouawad, un libanés establecido en Montreal.
M.I. |
Cuando el quebequois Denis Villeneuve, conocido internacionalmente por la película “Maelström” con la que ganó el Premio de Crítica en la Berlinale hace diez años, se interesó por la pieza teatral de Wajdi Mouawad no conocía mucho sobre la realidad de Líbano o la de Oriente Medio. Un desconocimiento que no tiene por qué ser necesariamente un obstáculo, puesto que le iguala con la posición del espectador medio. Además, el dramaturgo de origen libanés no cita ciudades reconocibles para dar un carácter más universal a su obra, aunque la lucha entre facciones cristianas y musulmanas a la que se alude constantemente delimita histórica y políticamente el relato.
Pero a lo que se agarra el adaptador es al drama familiar contenido en “Incendies”, según una intriga que convierte a su cuarto largometraje en una historia de iniciación, en una puerta abierta al descubrimiento de unos orígenes en otra cultura. Los protagonistas son una pareja de gemelos que viven en Québec, y que a la muerte de su madre han de cumplir la voluntad póstuma de la fallecida, consistente en encontrar a un padre y a un hermano en Líbano, sobre los que nunca habían sabido nada antes. Así es como conocen la tragedia de su madre, a la que le fue arrebatado su hijo por los paramilitares musulmanes, después de que la relación con el joven árabe del que se enamoró fuera impedida a la fuerza por su familia cristiana.
El importante rol materno, ya que en la recreación del pasado reside la fuerza de “Incendies”, corre a cargo de la actriz Lubna Azabal, descubierta en la producción palestina “Paradise Now”. Los pasajes libaneses son los menos treatrales y los de mayor impacto visual, especialmente por la escena que ilustra el título, en la que se muestra la quema de un autobús lleno de pasajeros musulmanes. Lo que más le preocupaba a Villeneuve al rodar secuencias tan explosivas era no caer la espectacularidad gratuita, con tal de reflejar de forma cruda un contexto de extrema violencia, más allá de las conocidas imágenes de los noticieros.