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terremoto de 8,9 grados en japón

El tsunami avanzaba debilitado por el Pacífico tras arrasar la costa japonesa

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El tsunami provocado por el potente terremoto registrado ayer en Japón amenazaba a la práctica totalidad de los países costeros del Pacífico tras arrasar el litoral nipón y avanzar, más debilitado, hacia la costa oeste del continente americano, que seguía en alerta.

Durante la mañana de ayer (hora de Euskal Herria), el tsunami pasó con su fuerza atenuada por Rusia, Taiwán y Filipinas, pero Moscú decidió mantener la alerta en el archipiélago de las Kuriles, situado a unas pocas decenas de millas de la isla japonesa de Hokkaido, ya que las olas llegaron a alcanzar hasta los cuatro metros de altura. En Taiwán, las olas no superaron el medio metro y en Filipinas llegaron a alcanzar un metro.

La alerta se emitió inicialmente para Japón, Rusia, Filipinas, las islas Marianas, Guam, Taiwán, las islas Marshall, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Micronesia, las islas Marquesas (Polinesia francesa) -donde se registraron olas de dos y tres metros de altura- y Hawai e incluyó después a México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Panamá, Chile -donde se evacuó la isla de Pascua-, Ecuador -donde se ordenó evacuar las islas Galápagos-, Colombia y Perú, países a los que luego se sumaron la costa oeste de EEUU y Canadá.

«Importantes daños»

El Centro de Alertas de Tsunami del Pacífico advertía de que se había generado un tsunami que podía «causar importantes daños», por lo que las zonas costeras e islas fueron evacuadas, pero con el paso de las horas la alerta se fue levantando en algunos puntos del Pacífico, como en las colonias francesas de Wallis y Futuna y Nueva Caledonia, al no aparecer olas. No así en otros archipiélagos e islas del Pacífico ni en la costa americana, donde las autoridades ordenaron la evacuación de miles de personas del litoral.

Los expertos señalan al tsunami como la más devastadora de todas las catástrofes naturales, al tratarse de una ola gigante, imprevisible, imparable, capaz de cruzar los océanos a más de 500 km/h, tan rápido como un avión, azotando grandes extensiones de costas con inmensos y arrolladores muros de agua. Generados por terremotos submarinos o derrumbamientos masivos en el mar, los tsunamis han golpeado inmumerables veces a lo largo de la historia, aunque no siempre con el mismo poder destructor , inundando litorales, destruyendo pueblos, ciudades y dejando un amplio rastro de muerte y destrucción a su paso.

El tsunami provocado por el terremoto de ayer originó olas de hasta diez metros de altura que se llevaron por delante decenas de vehículos y viviendas en Sendai, una ciudad japonesa de un millón de habitantes.

Las primeras olas, de medio metro de altura, que golpearon el continente americano lo hicieron en Baja California, México y era en Chile donde la alerta avivó de forma especial la preocupación de la población un año después del terremoto de 8,8 grados de magnitud al que siguió un tsunami que dejó 525 muertos.

Pero a pesar de la llegada del tsunami sin apenas fuerza, la alerta se mantuvo en la costa oeste del continente ante la posibilidad de llegada de grandes olas y de una crecida del nivel del mar que pudiera poner en peligro a las poblaciones que habitan las zonas del litoral.

Porque, según señalan los expertos, las olas que forman el tsunami llegan a la costa separadas entre sí por unos quince o veinte minutos y la primera, muy parecida a las normales, no suele ser la de más altura, pero luego se produce un impresionante descenso del nivel del mar seguido por la primera ola gigantesca y, a continuación, por varias más.

 
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