La destreza y genialidad de Pablo Picasso (1881-1973) como dibujante y grabador, así como el extraordinario dominio que tuvo de cualquiera de las técnicas de estampado, quedan al descubierto en la exposición que la Fundación BBK exhibe en Bilbo hasta el próximo 30 de abril. Para la exposición «Picasso Grabador», se han recopilado 70 piezas realizadas por el artista malagueño entre 1922 y 1971, y que coleccionistas particulares, así como el museo de Cerámica de Vallauris (Estado francés), donde Picasso vivió, han cedido para la ocasión.

La primera obra mostrada es un aguafuerte sobre zinc titulado «Les trois femmes» (1922), el período clasicista del Pablo Picasso, mientras que la más reciente es el aguafuerte titulado «Mougins», de 1971, de estilo cubista.

La comisaria de la muestra, Martine Soria, destacó que en la exposición aparecen representadas todas las técnicas que el pintor utilizó a lo largo de su trayectoria como estampador, desde el grabado a punta seca, la menos sofisticada de todas, hasta el linograbado, pasando por el aguafuerte, el aguatinta y las litografías.

Asimismo, Soria atribuyó al pintor el mérito de haber ennoblecido una técnica poco utilizada hasta entonces, el linograbado, sobre este material blando obtenido a base de aceite de linaza y utilizando la gubia como instrumento principal hasta situarla al mismo nivel que el estampado sobre madera.