Bizardunak es uno de los proyectos más dinámicos y atractivos de todos los surgidos en los últimos años, pero cuenta con ligero viento en contra: el espíritu viajero de sus componentes y su número, nueve. Cantidad de almas errantes lo suficientemente amplio como para que cualquier espacio se quede pequeño, surja un problema de movilidad o un poco de intimidad para unas carantoñas. En cualquier caso, los navarros llevan ya dos espléndidos discos, en especial «En zungzwang» (editado por la discográfica GOR), y decenas y decenas de actuaciones donde han dejado todo tipo de huellas para la historia.

Zungzwang es una situación en el tablero de ajedrez que significa que por mucho que mueves ficha, el contrario te tiene cogido por la pernera. «Imaginemos -explica Jose Mari, vocal- que nuestra lucha política es un tablero de ajedrez; igualitarismo económico, abolición del capitalismo e independentismo navarro. En el ajedrez moderno quien empieza con las piezas blancas es claro favorito. Con estas premisas políticas, nosotros siempre jugamos con negras; así que después de intentar todo tipo de movimientos seguimos en desventaja... Estamos perdiendo, pero aún no hemos perdido. El mensaje es que debemos jugar mucho mejor que el adversario porque si no, llegara el día que cualquier movimiento dará igual, llegará el día en que estaremos ''En zugzwang''.

La actuación de Bizardunak en Kafe Antzokia coincide con la fiesta irlandesa por San Patricio, con el santo no tienen mucho que ver, con el folk irlandés y una birra en la mano bastante más. «Nosotros ya hemos pedido fiesta en nuestros curros. Nada más salir de Iruña pararemos en una gasolinera, que es como nuestra segunda casa. Nos atiborraremos de birras para ir calentando. Discutiremos de todo durante el viaje, y yo, a pesar de la que esta cayendo, les intentaré convencer de la necesidad de la energía nuclear mientras me insultan y me tiran ganchitos. Algún otro propondrá aleatoriamente la eliminación de algún colectivo entero mientras eructa... Llegaremos a Bilbo medio mamaos. Para cuando empecemos, quisiéramos ver al público a nuestra altura. En nuestros conciertos, un público con cojones hace que toquemos con más cojones. No verán a unos tíos con pantalón corto haciendo coreografías ni dando saltitos, ni tíos con rastas en chándal, ni buen rollito pogre. No somos un grupo pachanguero, nosotros somos un grupo hedonista en la tradición de los Faces o los Pogues, no de las multibandas de ska-punk», comenta un lanzado José Mari, quien se prepara en estos momentos para ir a currar en su turno de tarde en el sector de la automoción.

¿Hedonismo? «Bueno. Es de todos conocida nuestra afición a la bebida. Esto tiene sus riesgos; desde aquí pido perdón a todos los técnicos a los que he dado por el culo llenándoles los monitores de cerveza y a esos sectores tan sensibles heridos por mi enorme bocaza. Yo he visto de todo en nuestros conciertos: albokas utilizadas para innombrables prácticas, músicos cagando mientras el resto del grupo comienza el bis, deconstrucciones jazzísticas de algunas canciones dignas de Coltrane tocando todos a distinto tiempo... Es imposible que todos los bizardunes salgamos sobrios a la vez a un escenario. Eso, nunca pasará», comenta seriamente Jose Mari.

Gente inquieta, nueve músicos y raíces musicales diferentes, ¿peligra el proyecto? El único pacto del grupo es llegar a finales de 2012. Ese año será sagrado para nosotros por su carga política y lo daremos todo. Luego habrá un gran parón y después quién sabe. Sinceramente, no me extrañaría nada que la aventura finalizase ahí. De hecho no intuyo ese tercer disco ahora mismo. Este segundo nos ha dejado algo cansados. Hemos completado un álbum cinco mil veces mejor que el primero, pero, siendo sinceros, es un puto coñazo hacer un disco en el que tocan nueve personas. No sé, igual empiezan a llover canciones y nos ilusionamos. Ya se verá», sentencia el siempre inspirado Jose Mari.