Antes de que el acceso a internet se expandiera, el modo en el que recibíamos las historias se veía restringido por horarios, formatos, plataformas de difusión... La llegada de las nuevas tecnologías ha traído consigo a un tipo de público que parece «controlar» los nuevos dispositivos tecnológicos, y este hecho a su vez ha «alterado» los modos de crear, contar y difundir historias. Principalmente porque ahora, con la llegada de lo que algunos llaman la era transmedia, el personaje principal para los creadores ha de ser la audiencia... Si la llegada del sonoro transformó el «lenguaje» cinematográfico, la tecnología está «alterando» el comportamiento de un tipo de espectador que reclama participar, interactuar, ser parte de la historia.

Televisión, radio, blogs, redes sociales que comunican acciones y deseos en instantes, los espectadores se mueven de una plataforma a otra volando. Salen de su casa, de ver una serie en internet o por televisión y pasan directamente a twittear en la calle, en el autobús. ¿Cómo mantenerlos «enganchados» en todo momento y en todo lugar? No es fácil con las herramientas convencionales. Los viejos modos de contar ya no son eficaces «en solitario». Y, aunque las historias, las historias bien contadas, sigan siendo lo importante, ahora el público desea involucrarse cada vez más, mezclarse con la ficción. Les recomiendo que indaguen por ahí acerca de «La verdad sobre Marika», una experiencia de la televisión sueca que no tiene desperdicio, es simplemente alucinante.