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OBITUARIO | JUAN CARLOS EGUILLOR

Fallece un vanguardista, pionero de la viñeta de humor ácido

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Pablo CABEZA | BILBO

Hace unos meses, GARA repasaba junto a Ruper Ordorika el 30 aniversario de su disco «Hautsi da Anphora». La ilustración de la portada corría a cargo de un joven Juan Carlos Eguillor. Ruper se mostraba encantado con la ilustración y señalaba al autor como uno de los pocos ilustradores-dibujantes de aquel momento. Y no le faltaba razón, ya que a Eguillor se le puede considerar un pionero de su trabajo en Euskal Herria.

Su primera tira cómica toma vida con el personaje «Mari Aguirre», publicada semanalmente en las páginas de «El Correo Español-El Pueblo Vasco», en 1968. Desaparecida la tira, la idea se recupera en 1977 para su publicación en el diario «Egin» durante dos años. También le sirve para ilustrar la vida botxera el personaje Miss Martiartu, mediante el que caricaturiza diversos aspectos de parte de la sociedad bilbaina del momento, siempre con un toque naif tomado del pop art estadounidense de la década de los sesenta. De hecho, sus trazos, respecto a otros autores, son claramente distinguibles por esa bondad en el dibujo y las formas, aunque no sin acidez en el guión, Martiartu, de hecho, fue un club social bilbaino de características muy singulares.

De 1975 a 1977 crea en euskera la serie «Krisket eta Popolo», que se publica en «Komikia», un suplemento de historietas que se distribuye desde diversos diarios vascos. En 1979 colabora con la revista «Euskadi Sioux», singular cabecera que sólo llega a publicar seis números, pero de notable influencia. En una entrevista concedida a Ismael Díaz de Mendibil para «Euskonews & Media», Eguillor señala que le gustaría recuperar la espontaneidad que tuvo antaño. «Voy a intentar poner un ejemplo de lo que supone hacer humor, ahora y aquí. Muchos recordarán `Euskadi Sioux'. Era una revista que se hizo en 1979, en un momento político, histórico, cultural, social... muy importante. Eran momentos muy boyantes, porque se pensaba que íbamos a construir un país para todo el mundo. Había muchísima energía y gente trabajando en la publicación como Bernardo Atxaga, Ivan Zulueta o Ameztoy. Allí estábamos los modernos, los progres de la época. Hace año y medio recuperamos aquella iniciativa con una exposición, y algunos me dijeron: ¿Por qué no recuperáis `Euskadi Sioux'? Le di alguna vuelta a aquella proposición, pero me di cuenta que sería imposible hacerlo ahora, porque no obtendríamos ningún tipo de respuesta por parte de la sociedad. No tendríamos lectores. Fue una época muy buena con espectáculos provocadores de Karraka, la Otxoa... Ha pasado algo desde entonces, ahora la gente no sería capaz de reírse de cosas de las que nos reíamos en el 79».

Eguillor siempre fue un artista inquieto, por lo que en 1980 comienza a trabajar con fotocopiadoras y a fijarse en las posibilidades del videoarte. «Bilbao la muerte» fue su primer trabajo al respecto, al que le siguió el reconocido «Meninas».

En la actualidad, el ordenador, lo virtual, las nuevas tecnologías, formaban parte de sus herramientas de trabajo.

 

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