«Howl» fue el aullido que el poeta Ginsberg lanzó al mundo y definió a la generación «beat»
Los oscarizados documentalistas Rob Epstein y Jeffrey Friedman se pasan a la ficción para recrear la juventud de Allen Ginsberg, así como el juicio por obscenidad que siguió a la lectura de su más famoso poema.M.I. | DONOSTIA
Rob Epstein y Jeffrey Friedman son dos piezas fundamentales dentro del documental de temática gay. En 1984 ganaron el Óscar del género por «The Times of Harvey Milk», el documental en el que se inspiró recientemente Gus Van Sant para hacer su también oscarizada película «Mi nombre es Harvey Milk». En 1995 volvieron a marcar época con «El celuloide oculto», trabajo de investigación sobre el rechazo a la homosexualidad dentro de la industria de Hollywood. No es de extrañar que la familia de Allen Ginsberg pensara en ellos, dada la condición homosexual del poeta, para realizar un biopic sobre su juventud, y más en concreto la etapa crucial en la que escribió, leyó y publicó «Aullido».
La pareja de documentalistas no ha querido hacer una película convencional, por lo que mezclan diferententes técnicas para confeccionar un collage sobre Ginsberg y el poema que revolucionó la literatura a mediados de los años 50. Incluso han recurrido a la animación para ilustrar el contenido de «Aullido», haciéndolo así más accesible de cara a su comprensión. También recurren al falso documental para reconstruir una entrevista con el poeta, como si estuviera grabada en aquella época y el tiempo no hubiera pasado. E introducen elementos de drama judicial para recrear el juicio en el que Ginsberg fue acusado de obscenidad por la lectura pública de su poema. Esta parte es en la que se da el mayor despliegue interpretativo, con John Hamm como el abogado de Ginsberg, Bob Balaban en el papel del juez y David Strathairn, en el del fiscal.
La elección de James Franco para encarnar al protagonista ha sido, sin embargo, bastante discutida. La falta de parecido físico hace pensar en una idealización de alguien que no destacaba por su atractivo físico, sino por sus carismáticas palabras. No hay que olvidar que James Franco ha personificado en la pequeña pantalla a James Dean, otro icono de los 50, y de ahí viene un poco la relación entre ambas caracterizaciones. Es una forma de decir que lo que James Dean fue en el cine Ginsberg lo fue en la poesía, al influir a toda una generación, en su caso la llamada generación «beat».
Lo cierto es que James Franco rompe la barrera física para adoptar la personalidad del poeta y plasmar toda la resonancia de su aullido generacional, demostrando que sabe dotar de verosimilitud a cuantos personajes reales se enfrenta. No en vano, este mismo año lo hemos visto interpretando al aventurero Aron Ralston en «127 horas», en un registro completamente distinto. No sé si las gafas de Ginsberg le sientan bien, pero consigue llevarlas con el impulso arrollador de un joven poeta que vivió su momento.
T.O.: «36 vues du
Pic Saint-Loup».
Dirección:
Jacques Rivette.
Intérpretes: Jane Birkin, Sergio Castellitto.
Música: Pierre Allio.
País: Estado francés 2009.
Duración: 84 minutos.
Dirección: Stéphane Brizé.
Guión:
Stéphane Brizé y Florence Vignon, sobre una novela de Eric Holder.
Intérpretes: Vincent Lindon, Sandrine Kimberlain, Jean-Marc Thibault.
Fotografía: Antoine Héberlé.
Música: Ange Ghinozzi.
País: Estado francés, 2009.
Duración: 101 m.
La elección de James Franco para encarnar al protagonista ha sido bastante discutida. La falta de parecido físico hace pensar en una idealización de alguien que no destacaba por su atractivo físico, sino por sus carismáticas palabras.
Dirección: Rob Epstein y Jeffrey Friedman.
Intérpretes: James Franco, John Hamm, David Strathairn, Bob Balaban, Mary-Louise Parker, Treat Wiliams.
País: EEUU, 2010.
Duración: 84 m.