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El irregular rendimiento de Inglaterra y Francia incrementa las dudas a seis meses del mundial

El Seis Naciones 2011 se presentaba como un excelente baremo para calibrar las opciones europeas, especialmente las de Inglaterra y Francia, en el Mundial que se disputará en Nueva Zelanda a partir del próximo 9 de setiembre. Las sensaciones no son nada halagüeñas.

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Imanol INTZIARTE

Terminó el Seis Naciones 2011, y lo que antes de su arranque eran dudas respecto a las opciones europeas en el próximo Mundial se han convertido en... dudas mayores. A día de hoy, es difícil encontrar alguien que apueste por el retorno de la Copa Webb Ellis al Viejo Continente. Restan seis meses hasta el pateo inicial en Auckland (Nueva Zelanda), pero mucho tendrán que cambiar las cosas en este periodo.

En las quinielas, Inglaterra y Francia suelen ser las alternativas al dominio de los tres grandes del sur: Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica. Los ingleses -subcampeones mundiales hace cuatro años y ganadores en 2003- han conquistado el Seis Naciones. No es un logro menor, teniendo en cuenta sobre todo que el XV de la Rosa no alzaba el trofeo desde hacía ocho años.

Su derrota ante Irlanda en la última jornada les ha privado del Grand Slam, título honorífico para quien gane sus cinco encuentros. El traspié en el remozado Lansdowne Road dublinés (24-8) ha resquebrajado las ilusiones creadas por el conjunto que dirige Martin Johnson entre sus aficionados.

Se habla de inexperiencia y falta de madurez. La dupla que ha de organizar y dirigir el juego inglés está formada por el medio de melé Benn Youngs y el apertura Toby Flood -quien además ejerce de pateador-, compañeros en los Leicester Tigers. El primero cumplirá 22 años el próximo 5 de setiembre. Ha sido internacional con la selección absoluta en sólo 8 ocasiones y en Dublín vio una tarjeta amarilla por lanzar un balón a la grada con el juego parado, dejando a su equipo en inferioridad durante diez minutos. «He jugado como un idiota», asumió al término del choque. Flood es algo más veterano, en agosto alcanzará los 26 años, aunque hasta hace unos meses no se había asentado como un fijo en el quince inicial.

«¿Hay que encajar golpes antes de ganar algo? Se espera que no sea así, pero este es probablemente el caso», reconocía el seleccionador. La largamente esperada victoria en el torneo es motivo de alegría, pero ¿hay motivos para creer en una posible sorpresa ante equipos como Nueva Zelanda o Sudáfrica? Inglaterra no ha ganado a los All Blacks desde 2003 -nueve derrotas consecutivas-, y no ha podido con los Springboks desde 2006 -siete derrotas consecutivas-.

Capaces de lo mejor y de lo peor

Francia es una moneda con más cruces que caras. Capaz de caer ante Italia en una de las derrotas más humillantes de su historia, y de apabullar a Gales una semana después. Tras imponerse con pleno de victorias en el Seis Naciones de 2010, el XV del Gallo entró en barrena, encajando severos reveses frente a Sudáfrica (42-17), Argentina (41-13) y Australia (16-59), este último en Saint Denis. «En ocho días pasamos de un extremo a otro», manifestó el seleccionador Marc Lièvremont, quien reconoció que esta suerte de proceso ciclotímico «es tal vez un resumen de estos tres años como entrenador».

El rugby-champagne de otras épocas aguarda mejores añadas, con un equipo que basa su juego en la solidez defensiva y en ganar territorio palmo a palmo. El técnico confía en la puesta a punto veraniega, con su punto álgido en el doble enfrentamiento ante Irlanda, el 13 de agosto en Burdeos y siete días después en Dublín. Suceda lo que suceda, Lièvremont asegurá que morirá, deportivamente hablando, defendiendo sus ideas.

Los neozelandeses no se fían

El debate ha llegado a las antípodas. Richie McCaw, capitán de Nueva Zelanda, desconfía. «Si se observa lo que pasó antes de la última Copa del Mundo y lo que pasó durante la competición, espero que los equipos del hemisferio norte ofrezcan rivalidad», subrayó, recordando que en el año 2007 Nueva Zelanda y Australia se fueron inesperadamente a la calle en cuartos de final a manos de Francia e Inglaterra, respectivamente. «La situación va a cambiar de aquí al inicio, hay todavía mucho tiempo para prepararse. Los equipos subirán un nivel. No nos tomaremos nada a la ligera, hemos aprendido de nuestros errores», añadió.

Tanto los All Blacks -anfitriones y grandes favoritos a un título que se les resiste desde la primera edición, en el ya lejano 1987- como Australia y Sudáfrica tendrán su piedra de toque definitiva entre el 23 de julio y el 27 de agosto, cuando se dispute el Tri-Nations, torneo triangular que se disputa a doble vuelta. Será la última ocasión para realizar probaturas antes de que, dos semanas más tarde, llegue la hora de la verdad.

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