Antonella Broglia (Italia, 1959) estuvo el pasado martes en el campus que la Universidad de Deusto tiene en Donostia -invitada por Alumni ESTE, la asociación de antiguos alumnos de Empresariales- para ofrecer «buenas noticias», lo que no es poco en estos tiempos de crisis. Aunque, tal y como ella se encargó de especificar, no se trataba de dar buenas o malas nuevas, sino de poner el foco sobre vías de negocio que se abren en diferentes puntos del globo y que pueden tener repercusión aquí.

«Lo que hacemos es un análisis sistemático de qué puede tener impacto en nuestra economía, todo lo que sucede en un lugar produce un rebote en otro». Quiza una de las dimensiones del conocido como «efecto mariposa», pero explicado por esta doctora en Derecho por la Universidad de Módena que cuenta con un extensísimo currículo en empresas de publicidad y marketing.

Investigación médica

Su charla fue una cascada de proyectos recopilados aquí y allá. Seguro que algunos se convierten en el pan nuestro de cada día más pronto que tarde. Broglia comenzó exponiendo negocios relacionados con la medicina, que pudo conocer de primera mano hace un par de semanas durante una feria en California.

Pasaron por la pantalla órganos humanos «generados en 3D con una impresora» que en un futuro podrían ser usados en transplantes -«ya se ha hecho con una vegija»-, unas piernas robóticas que permiten caminar a quien no puede hacerlo o un coche apto para ser conducido por personas ciegas. También presentó una web en las que por 199 dólares ofrecen un mapa personal del ADN. Incompleto todavía, pero que marca una tendencia hacia «una medicina personal, que me trate a mí, que prevea lo que me puede pasar a mí. Ya se ha empezado a hacer algo en este campo en Catalunya, con el tema de los niños robados durante el franquismo», explicó.

Educación online y personalizada

La educación online y personalizada fue otro de los campos abordados, una educación que sirva para explorar y desarrollar la inteligencia y el talento que cada persona guarda dentro, en contraposición a «una enseñanza masiva que es como una fábrica de churros».

Broglia contó la historia de Salman Khan, un joven con el mismo nombre que una estrella de Bollywood que aparcó su exitosa carrera en el mundo de las finanzas tras comprobar el impresionante eco obtenido en internet por unos breves vídeos grabados para explicar matemáticas y ciencias a su sobrino. Hoy triunfa con www.khanacademy.org, donde sus 2.100 lecciones suman ya cerca de 43 millones de consultas.

Tutorvista.com es una empresa india que se mueve en este mismo ámbito, ofreciendo en inglés consultas online con profesores de las más variadas materias, veinticuatro horas al día, siete días a la semana.

Consumo «colaborativo«

El consumo «colaborativo» también está en auge. Reducir, reciclar, reutilizar, reparar... En pocas palabras, no comprar artículos nuevos. «Si seguimos así no nos llega con sólo este planeta». A las ya célebres tiendas de segunda mano virtuales se suman otras de reparación de todo tipo de productos (ropa, electrodomésticos, muebles...). U ofrecer gratuitamente lo que no nos hace falta. En este grupo se hallan www.freecycle.org o www.nolotiro.org. ¿Dónde está el negocio? En estos casos, dado el elevado número de visitas, en la publicidad.

Más novedosa es la idea de www.neighborgoods.net, alquilar a los vecinos esos artilugios que se utilizan muy pocas veces, por ejemplo las herramientas de jardinería que se pasan la mayor parte del año acumulando polvo en el garaje.

El último bloque hizo referencia a la «industria de la felicidad», sentimiento que ofrece en su último spot un conocido refresco de cola. En Londres hay una tienda que dedica a ello: School of Life. ¿Qué vende? Cursillos, fines de semana con «gente interesante», biblioterapia, psicoterapia y casi cualquier cosa imaginable. Les va estupendamente, aseguró la ponente.

Apoyada únicamente en un proyector de imágenes y su potente chorro de voz, Broglia transmitió entusiasmo y una manera positiva de afrontar eso que se denomina «ser emprendedor», una actitud empresarial que «no nace, se hace». ¿Cómo? «Socializando ideas, compartiendo proyectos, metiéndose en problemas...». En resumen, que las ideas, por muy brillantes que sean, necesitan ser luego sacadas a la calle y puestas en práctica, aún a riesgo de no tener éxito.