La Sexta ha cumplido cinco años y lo ha celebrado con una gala que sirvió para el recordatorio pero, especialmente, para la autopropaganda y la promoción de las nuevas ofertas. La gala, emitida el domingo a la noche, se planteó como una especie de grandísimo Club de la Comedia, donde iban pasando promos de lo nuevo, rememoraciones de lo pasado, se intercalaban vídeos trucados, una de las actuales características de la cadena, encuestas callejeras o encuestas de personalidades que iban dando sus opiniones sobre la cadena y su vinculación, tanto sentimental, como de espectador de algunos de sus tramos de programación.

Una gala que no parecía una gala, precisamente porque estaba planteada como algo divertido, algo en el que los protagonistas fueron algunos de sus actores y actrices que hicieron muy buenas intervenciones, monólogos de comedia, y que nos fueron animando el lento pasar de los minutos, las horas, los días, los años. Tras la gala, el futuro. Y mirando al futuro, pensemos en estos cinco años, lo que han contribuido al conjunto de la vida televisiva, la resurrección de algunos artistas como El Gran Wyoming, el convertirse en una factoría de talentos mediáticos, especialmente de comunicadoras espectaculares que han sido fichadas por la competencia donde no han podido confirmar su trayectoria con luminosas excepciones.

La Sexta hoy es una oferta consolidada, busca al espectador menos conservador, sus noticiarios no forman parte de la carcunda imperante, sus series han conseguido irse abriendo su lugar en el consumo habitual y han consolidado un tipo de humor cafre, que se conjuga con un humor más reposado, teniendo en Buenafuente, Berto Romero y Jordi Évole sus máximas expresiones. La mirada crítica, cáustica sobre las noticias, una apertura de aire fresco. Y también el fútbol en abierto, ahora en peligro, y los coches de fórmula 1 y antes fue el baloncesto. Es decir, de las nuevas, es la que ha mantenido un esquema, una coherencia, que ha sabido buscarse su nicho de audiencia que parece es suficiente para que la empresa no peligre. Es una de nuestras preferidas en ciertos horarios porque nos gusta ser tratados como seres pensantes.