
PJ Harvey revisa el sentido de las guerras en �Let England shake�
Est�ticamente Polly Jean Harvey no es en la actualidad la mocosa que posaba retadora a sus veinte a�os poco menos que en bragas o con minifaldas sin misterio. Su imagen se ha adaptado a los cuarenta y dos a�os que cumplir� en octubre. Sin embargo, musicalmente contin�a invariable, siendo una escritora singular, impredecible y horneada al margen de lo com�n.
Pablo CABEZA | BILBO
La salida al mercado de �Dry�, 1992, o �Rid of me�, 1993, supuso la aparici�n en escena de una chica escuchimizada, sin aparente pudor, retadora, pero de un atractivo musical inequ�voco. De haber coincidido con el movimiento punk, hubiese sido la Johnny Rotten (Sex Pistols) del rock.
Polly Jean crece en una granja de ovejas cerca de Beaminster, Gran Breta�a. No, esquilar ovejas no iba a ser lo suyo, puesto que la escu�lida chica ven�a de serie con talento natural.
Pronto aprende a tocar saxof�n y guitarra, instrumentos a los que hoy en d�a a�ade piano, bajo, viol�n, chelo, harpa, arm�nica, percusi�n... Recursos que le permiten imaginar canciones y arreglos que pasan invisibles para la mayor�a de m�sicos.
Harvey obtiene su mayor bot�n art�stico a lo largo de la primera mitad de la d�cada de los noventa, cuando graba �Dry�, �Rid of me� y �To bring you my love�. Para muchos, canciones como �Sheela-na-gig�, del �lbum �Dry�, �Rid of me�, de su �lbum hom�nimo, el mayor �xito, y �Down by the water� y �C'mon Billy�, de �To bring you my love�, son las canciones claves que lanzan a la popularidad rockera alternativa a esta peculiar cantautora. Desde ahora, a la lista de favoritos habr� que a�adir �Writen on the forehead�, �The glorious land� y �Hanging in the wire�, de �Let England shake�, su �ltimo �lbum. Disco grabado en una iglesia solitaria situada en una colina y pr�xima a los acantilados del condado de Dorset. Lugar desde el que PJ Harvey habla de buena parte de las guerras en las que se ha inmiscuido su pa�s. Son historias de devastaci�n, dolor e incongruencia. Describe sensaciones m�s que analiza, para dejar doce canciones desoladas, ac�sticas, con piano, arreglos de cuerda, de viento, percusiones, voces dobladas, harpa, palabras ag�nicas, teclados... En realidad, sin parecerlo, son canciones entroncadas en el folk. Melod�as con la �pica y la intimidad del g�nero y sujetas a la sutilidad e intimismo de lo ac�stico, por mucho que proliferen diversos y variados arreglos fruto de una inspiraci�n que s�lo la naturaleza concede a un pu�ado de elegidos. Qu� diferente ser�a el mundo si el supuesto creador de toda la vida y la mierda hubiese sido m�s magn�nimo y generoso.
Museo imperial
En el Museo Imperial de Guerra brit�nico no han cogido el tel�fono, quiz� porque hoy (ayer) es domingo. Quer�amos contrastar la noticia de que el museo le hab�a ofrecido a PJ ser su cantante oficial, ya que las letras hab�an calado muy hondo en la entidad. Todo es posible en un pa�s tan belicoso como flem�tico, pero mucho nos tememos que las guerras y conflictos que narra Harvey poco tienen que ver con un visto bueno a los hechos o a las contiendas.