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Crónica | Juzgados por cantar

Las Fuerzas de Seguridad podrán seguir escuchando a Vómito y Leño

Dos juicios, un amplio despliegue policial, cinco encausados... y todo por tocar canciones supuestamente injuriosas para la Guardia Civil en la última marcha contra Garoña. Al final, libres.

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Joseba VIVANCO

Un reducido control de la Guardia Civil detiene a cada vehículo que accede a la localidad burgalesa de Villarcayo proveniente de Bilbo, distante 85 kilómetros. Si sus pasajeros no tienen pintas de ecologistas, izquierdistas, radicales o músicos, «puede seguir», según invita el joven uniformado. Apenas resta media hora para el mediodía, cuando en los juzgados de la localidad debe tener lugar la vista por injurias contra integrantes del grupo vizcaino Orkresta Nazional y un portavoz de la Coordinadora contra Garoña. Se les imputan hechos acaecidos en se- tiembre del año pasado, en la última marcha contra la central nuclear de Garoña.

Mientras llega la hora del juicio, el único bar de la céntrica plaza del pueblo se antoja idónea sala de espera para un café, eso sí, obligatoriamente compartido en la otra esquina de la barra con nueve agentes del Grupo Rural de Seguridad de la Guardia Civil, llegados para la ocasión desde León.

Apenas un sorbo e irrumpen en la taberna varios individuos con esas pintas de ecologistas, izquierdistas, radicales o músicos, portando una enseña negra de Tas-Tas Irratia. Cara de póker al ver a los de uniforme azul marino. «¡Estos son nuestros colores!», entona uno por lo bajo.

La situación se dibuja tan surrealista como el propio juicio que tendrá lugar en unos minutos. En el banquillo se sientan algunos miembros de Orkresta Nazional -antes Elektrotuna- y un portavoz de la Coordinadora anti-Garoña, y todo por interpretar dos canciones supuestamente ofensivas para los guardias civiles que custodiaban la central nuclear burgalesa en la última marcha anual.

``Las Fuerzas de Seguridad'', compuesta por Vómito y editada en el lejano 1984, o ``Cucarachas'', de los rockeros Leño allá en 1980, son los temas cuyas letras el atestado de «la Benemérita» recoge como injuriosas.

El último 25 de enero, y con un Villarcayo tomado por decenas y decenas de miembros de los Grupos de Seguridad Rural, la vista oral tuvo que ser suspendida por la incomparecencia del firmante de la denuncia levantada aquel día, una ausencia que incluso cabreó, y mucho, al mando responsable de aquel desporpocionado operativo desplazado desde León y que, al menos, tuvo oportunidad de escuchar a la Orkresta Nazional no dentro del juzgado, sino en un improvisado concierto a las puertas del mismo.

Ayer también hubo instrumentos, pero no música. «Nos han prohibido tocar», le avisan a Jon, miembro del grupo, que acaba de llegar. «Pues ya era hora, que estoy hasta las narices de tocar siempre en la puta calle», responde con humor. Frente al juzgado, una veintena de personas se encartelan tras el lema ``Garoña itxi orain''. Son miembros de Ekologistak Martxan, Tas-Tas Irratia, Sare Antifaxista o la Coordinadora contra Garoña. Tan sólo la aburrida mirada de dos agentes les vigila; al resto se les ve a lo lejos, o ni eso.

Es mediodía y el juicio arranca con puntualidad. Entre los encausados, cuatro «presuntos» músicos, y es que el atestado reúne tal «despropósito» -así lo califica Jon- que uno había dejado la banda hacía un año y una Itsaso fue confundida con otra Itsaso que sí pertenece al grupo. Ninguno de los dos citados estaba aquel día en Garoña. «Lo que han hecho es coger nuestra web y copiar los nombres», aclara. Para colmo, en el primer juicio interrumpido, la acusación presentó la grabación de la protesta... sin el audio donde se oían las canciones. «Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia», añade Jon.

El mando era un «mandado»

Los minutos pasan. Uno de los agentes que vigila recibe una llamada. Lee a su interlocutor el mensaje de la pancarta. «Creo que es la misma de la otra vez», le dice. «En principio, no hay ningún incidente». Corto y cambio. Lo único destacable, el reconfortante hamaiketako que montan los congregados, a base de bocata de chorizo, tacos de queso y trago de vino.

Algo más de una hora después de iniciado el juicio, los inculpados salen sonrientes y entre aplausos. El Ministerio Fiscal ha retirado la acusación; no había por dónde cogerla. El agente que firmó el atestado no ha podido identificar a los acusados y, encima, era un «mandado» más que un mando. «Ha reconocido que hizo la denuncia porque le mandó su jefe», revela Luis Oviedo, responsable en Burgos de la Coordinadora anti Garoña.

«Nunca quisimos injuriar; en todo caso hacer crítica política legítima», explica Iñaki Carro, abogado y músico del grupo. «No había ni por dónde agarrar el juicio, al margen de lo desproporcionado que ha sido», añade. Y anuncia que volverán a acudir a tocar este año, «para celebrar el cierre de Garoña».

 

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