Los 157 trabajadores de ARFE pierden su empleo tras meses de lucha en Altsasu
Las cuentas de la empresa Artículos de Ferretería (ARFE) de Altsasu no permiten ningún intento de reflote y, por tanto, todos sus trabajadores perderán su empleo. Sakana recibe así otro golpe, después de que el Gobierno se negara a intervenir en busca de una solución.
Aritz INTXUSTA | ALTSASU
El tejido industrial de Altsasu ha vuelto a sufrir un duro mazazo. La fábrica de ARFE no va a ser reflotada y todos sus trabajadores, 157, van a acabar en la calle. Con su marcha, cae también una empresa emblemática de Sakana y mueren las esperanzas de los empleados, que llevaron una lucha ejemplar y muy dura, puesto que permanecieron cinco meses sin cobrar y aguantaron otro más en huelga.
El comité de ARFE desarrolló desde principios de año una serie de protestas para salvar los puestos de trabajo. En enero se declaró en huelga indefinida, después de cinco meses trabajando y sin cobrar. Su protesta más llamativa fue encerrarse durante una semana dentro de la propia empresa, acción en la que participó todo el comité y que se rompió con motivo de la huelga general del 26 de enero, cuando salieron para abrir la marcha que recorrió Altsasu.
Sin embargo, los trabajadores no consiguieron doblegar al Gobierno navarro, que se negó a intervenir en la empresa, condenándoles a acudir a un concurso de acreedores o a pedir ellos mismos su propio despido. Semanas después, el resultado final del concurso de acreedores ha sido el peor que cabría esperar, la empresa no se salvará, no dará trabajo a una sola persona mas. ARFE echa el cierre después de 47 años en los que incluso había creado una fundación de ayuda a las personas mayores con problemas mentales, que desempeña su labor dentro de la Clínica Josefina Arregi de Altsasu.
Por el momento, antes de que el comité haga su propia valoración, algo que se prevé tenga lugar el viernes, se sabe que un retén de unas ocho personas continuará trabajando en la empresa, liquidando las últimas facturas y tratando de vender la maquinaria, para poder hacer frente a los sueldos que aún quedan por cobrar. No obstante, el grueso de los salarios que restan por pagar correrán a cargo del Fogasa.
Incógnitas y responsabilidades
Ramón Arza, el gerente y marido de la propietaria de ARFE, aceptó ir al concurso de acreedores tras meses resistiéndose a presentar el plan de viabilidad porque le faltaban informes y datos. Es más, el Gobierno de Nafarroa medió para que se aceptara el concurso de acreedores sin que toda la documentación estuviera completa.
Arza no tuvo estos problemas de papeleo para conseguir que el Ejecutibo foral aprobara la concesión de dos expedientes de regulación de empleo. El del verano pasado, el segundo de ellos, fue muy extraño, porque inmediatamente después se volvió a contratar a más del 90% de la plantilla. Los trabajadores afirman que desde que intervino la empresa auditora Deloitte todo fue a peor.
La plataforma Abian Sakana bizi eta lan! ha convocado una manifestación para este sábado en Iruñea. El índice de paro en esta zona es del 22% y, desde el comienzo de la crisis, ha crecido en más de un 120%.
Durante los duros meses en los que los trabajadores de ARFE no percibieron sueldo, la situación de algunas de las familias fue crítica y hubo quien tuvo que recurrir al Banco de Alimentos. Esto hizo aflorar un sentimiento de solidaridad muy fuerte con los trabajadores. Un panadero llevaba cien barras de pan cada día a quienes montaban guardia y gestos similares se vieron también en el pequeño comercio. Al final se acabó creando un fondo de apoyo mediante pequeñas aportaciones, para que las familias de los trabajadores que lo necesitaran pudieran acceder a ese dinero y devolverlo cuando cobraran. De esta forma, cuando la situación de la empresa se arregle, el fondo nacido de la solidaridad de los altsasuarras quedará intacto.
Aunque de la peor forma, el conflicto laboral de ARFE toca enseguida a su fin. Por tanto, el comité de empresa ha decidido que el dinero que han reunido sirva de colchón para otras empresas de la zona que se vean en circunstancias parecidas. Así, a falta de un compromiso serio por parte de las instituciones, la solidaridad entre los vecinos sí ha demostrado ser una herramienta válida para soportar lo peor de la crisis. A.I.
ARFE se suma a la cada vez más larga lista de empresas que echan la persiana en Altsasu: Isphording, Recinsa, Gamesa... Además, el futuro de otras empresas sigue en entredicho, como Sunsundegui.