Spartacus, sangre y arena» con ese título tan taurino, se acaba de despedir de Antena 3, con unos buenos resultados de audiencia dejando una impresión muy especial ya que sin entrar en asuntos de verosimilitud tanto en sus cuestiones históricas como ideológicas, sí que se puede decir que se trata de una serie televisiva de muy buena factura, que estéticamente consigue atrapar, que el uso de un vestuario muy libérrimo para resaltar la musculatura de unos gladiadores muy fornidos, muy aceitosos para remarcar precisamente cada uno de los pliegues de sus brazos y pectorales que unido a un uso de las cámaras en diferente ritmo, les dotan de una enjundia muy recargada de violencia visual, como recargando la suerte en los momentos de máxima crueldad en estas luchas. Salvando que en este caso son enfrentamientos a muerte de hombres contra hombres, la sangre a borbotones, las espadas ligeras, la violencia constante, se pueden considerar de la misma estética de algunas retransmisiones taurinas en cadenas de pago, acercando mucho los objetivos y las lentes a los lugares donde la crueldad se manifiesta de manera más notable.

Esta serie pertenece a una nueva etapa de las producciones televisivas en donde se utilizan métodos de producción mucho más elaborados y caros, en los que no es solamente una comedia de situación, con unos guiones ligeros y cuatro actores se logra atrapar a la audiencia. No es que sustituya a este tipo de producción de bajo coste, sino que aplica desde la tecnología más avanzada para las escenas de masas, para la continuidad de las escenas, y a la vez, se trata a los cuerpos, en acciones violentas o en la práctica del sexo o la sensualidad sin cortapisas, en crudo, muy cercano. La referencia historicista se utiliza como percha o gancho en donde apuntalar el primer interés de la audiencia, pero después se trata de algo muy cercano al cine más elaborado. Avanza esta opción de hacer directamente telefilmes, de usar métodos de producción para resaltar artísticamente estas ofertas que son a veces más espectaculares que el propio cine. Lo de los músculos tan aceitosos forma parte de una búsqueda de audiencias muy concretas.