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Revueltas en el mundo árabe

Decenas de rebeldes libios mueren entre las bombas de Gadafi y de la OTAN

Un convoy en el que viajaban varios vehículos militares y sanitarios sufrió ayer un ataque aéreo que dejó entre 5 y 13 muertos, del que los rebeldes libios responsabilizaron en principio a la aviación de Muamar al Gadafi, aunque más tarde indicaron que pudo deberse a un error de la OTAN. Las tropas lealistas han iniciado una ofensiva contra Adjabiya, la principal ciudad controlada por los opositores antes de Bengasi

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Alberto PRADILLA | BENGASI

Las tropas leales al coronal Muamar al Gadafi han iniciado una gran ofensiva contra el territorio rebelde después de una semana con el frente estancado entre Brega y Adjabiya en la que apenas se habían registrado víctimas durante los enfrentamientos.

A última hora de la tarde, el ejército regular libio se encontraba en el acceso oeste de esta última localidad, un punto estratégico porque desde ahí pueden controlarse los accesos tanto a Tobruk como a Bengasi, las dos principales ciudades del este libio que permanecen en manos de los sublevados. Además, los opositores acusan a Gadafi de burlar el bloqueo aéreo impuesto por la ONU para atacar desde el aire a los milicianos.

Alrededor del mediodía, entre cinco y tres personas, según distintas fuentes, murieron (entre ellos un sanitario) y varias decenas resultaron heridas en un ataque aéreo que, en un primer momento, se atribuyó a la OTAN.

El bombardeo se registró a 40 kilómetros de Brega, muy cerca de la localidad de Adjabiya. Las primeras informaciones llegaron a hablar de medio centenar de milicianos fallecidos, acusando de un nuevo error a la aviación de la Alianza Atlántica.

Versión de los rebeldes

Una versión que se dio por buena hasta que, horas después, Ahmad Bani, uno de los portavoces militares de los rebeldes, exculpó a los aliados y responsabilizó del ataque a las tropas lealistas. Según su relato, el ejército de Gadafi habría transportado pequeños aviones hasta el aeropuerto de Brega, bajo su control desde hace una semana, que no habrían sido detectados por los radares de la OTAN. «Han lanzado cuatro cohetes con pequeños aviones que vuelan muy bajo y que, probablemente, no han sido detectados por el radar», aseguró a GARA Imam Boughigis, portavoz del Consejo Nacional de Transición, con sede en Bengasi.

Según las informaciones de las que disponen los rebeldes, las bombas podrían haber sido lanzadas desde un avión modelo `Mirage' que habría despegado de Brega y regresado a su base sin dar tiempo para la respuesta de la aviación de la OTAN.

Sin embargo, poco después, el jefe de las fuerzas militares del bando sublevado, Abdel Fatá Younes, confirmó que varios de sus efectivos fallecieron cerca de Brega por el «fuego amigo» de la OTAN, aunque quiso matizar que se trataba de un «error» de los aliados.

«No estamos cuestionando la intención de la OTAN, porque deberían estar aquí para ayudarnos a nosotros y a los civiles, pero nos gustaría recibir algunas respuestas sobre lo que ha ocurrido hoy», reclamó. La Alianza Atlántica anunció que investigará los hechos.

No obstante, este no fue el único ataque lanzado durante la jornada de ayer por el ejército leal al régimen. Alrededor de las 14.30, cuando las víctimas del bombardeos se encontraban en Adjabiya, la ciudad fue asediada por sorpresa por las tropas de Gadafi, que lanzaron artillería desde tres puntos distintos, provocando la huida de los pocos habitantes que todavía permanecían en la localidad, según relataron a GARA testigos presenciales.

Caos en Adjabiya

La ofensiva gadafista generó el caos tanto en el interior de la ciudad como en la carretera que lleva hasta Bengazi, la capital rebelde. Y eso que, tras dos semanas en las que los combates se han desplazado entre Adjabiya y Brega, en la ciudad apenas quedaba un 10% de sus habitantes. La mayoría de ellos, hombres que trataban de proteger sus viviendas y comercios de posibles saqueos. Ahora, prácticamente toda su población se compone de milicianos que preparan sus carros de combate para defender una ciudad clave para los rebeldes.

En las últimas semanas, Adjabiya se había convertido en el principal bastión de la retaguardia opositora. En su hospital, los heridos en el frente reciben los primeros auxilios antes de ser trasladados a Bengasi y su puerta oeste, marcada por un arco verde que todavía recuerda al régimen, es la barrera que marca el inicio de las hostilidades.

Aunque, sobre todo, Adjabiya es importante por su ubicación, ya que está comunicada con Bengasi y Tobruk. En caso de caer en manos del ejército de Gadafi, los uniformados lealistas se encontrarían solo a 160 kilómetros de la capital rebelde. Aunque también podrían optar por avanzar hacia el este, hacia Tobruk, y aislar por completo a los habitantes de Bengasi.

Por el momento, el nerviosismo no ha provocado la huida de los habitantes del centro de poder opositor a Gadafi, aunque habrá que esperar a los próximos días para ver hasta dónde es capaz de avanzar el ejército leal al régimen. «No vamos a movernos», aseguró Imam Boughigis, quien nuevamente acusó a la OTAN de «no hacer lo suficiente» para hacer cumplir la resolución 1.973.

Entre sus puntos se encuentra la zona de exclusión aérea para ambos bandos. «Todo el mundo sabe que todos los suministros que llegan desde Sirte (localidad natal de Gadafi), son para abastecer a sus tropas. Pero no se impide», cuestionó, al tiempo que se interrogaba por la «incapacidad» de la OTAN para «hacer frente a la nueva estrategia» del ejército libio.

En los últimos días, la armada de Gadafi habría modificado sus tácticas sobre el terreno optando por una guerra de guerrillas y lanzando al frente a los soldados ataviados como guerrilleros rebeldes.

Por otro lado Europa y Estados Unidos anunciaron su intención de ayudar a los rebeldes después de haberse convencido de «la buena fe de sus aspiraciones democráticas», según indicaron a France Press, fuentes de implicadas en las negociaciones con el bando insurgente.

Pero estas mismas fuentes subrayaron que no se les suministrará ningún arma, en aplicación de las resoluciones de la ONU que imponen sanciones contra Libia y permiten el uso de la fuerza para proteger a los civiles.

Los aliados contra Gadafi están intentando establecer un sistema de comunicación entre el comando militar de los rebeldes y la OTAN, que coordine los ataques aéreos contra las fuerzas leales a Trípoli, indicaron las mismas fuentes.

Además, ante el estancamiento del conflicto bélico, estudian medios de ayudar a la oposición libia a superar sus problemas de liquidez económica y aportarles una ayuda política.

Destacaron que la contribución occidental no es más que «un compromiso» y no intenta de ninguna manera imponer una solución al Consejo nacional de transición (CNT).

Cumbre de la Unión Africana

Por otro lado, los jefes de Estado que componen el comtité de la Unión Africana se reunirán mañana en Nuakchott y se citarán para otro encuntro en Trípoli, señaló una fuente oficial mauritana. Este comité está integrado por cinco jefes de Estado Mohamed Ould Abdel Aziz (Mauritania), Amadou Toumani Touré (Mali), Denis Sassou Nguesso (Congo), Jacob Zuma (Sudáfrica) y Yoweri Museveni (Uganda).

un «error»

Aunque inicialmente atribuyeron el ataque en Brega a la aviación de Gadafi, un jefe militar rebelde aseguró que fue un «error» de la OTAN y pidió una explicación sobre lo ocurrido.

ataque sopresa

Las tropas de Gadafi lanzaron un ataque por sorpresa sobre la ciudad de Adjabiya, último bastión rebelde antes de Bengasi, provocando la huida de los pocos habitantes que permanecían en ella.

El conflicto amenaza con estancarse en las arenas libias en un callejón sin salida

El riesgo de un estancamiento en la situación en Libia aumenta favorecido por los límites de la intervención de la OTAN, la desorganización de los rebeldes mal armados y la resistencia de Muamar al Gadafi. «Nadie puede decir hoy cuánto va a durar la operación `Protector Unificado', opina François Heisbourg, consejero de la Fundación de Investigación Estratégica en París. A su juicio, la incapacidad de la coalición internacional de poner término al castigo de la ciudad de Misrata, rodeada durante 43 días por las fuerzas gadafistas sólo es un ejemplo. Otro sería que la intervención no está dando los resultados previstos, y desde que estalló la revuelta en febrero, «los rebeldes y los soldados de Gadafi sólo han hecho ir i volver desde los alrededores de Sirte y los de Bengasi, hasta cinco veces para volver al punto de partida». Y cree que esa situación continuará mientras los rebeldes sin armas pesadas y poco experimentados en materia militar hagan frente a un ejército libio cuya ventaja en hombres y material es anulada en parte por las operaciones de la OTAN. En cuanto a la eficacia de la Alianza, la propia secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, reconoce que resulta difícil, «sólo con la superioridad aérea», atacar a las fuerzas de Gadafi, que se «camuflan en las ciudades y sitúan tiradores de élites en sus tejados». En esas condiciones «asistimos a una partición de hecho del país por una línea móvil en el Golfo de Sirte. En resumen, es un callejón sin salida» dice Heisbourg. La coalición internacional «ha entrado en esta guerra sin una idea clara de su objetivo, sin haber definido los términos de un posible final, condicionada por la resolución 1973 de la ONU, que prohibe el envío de tropas sobre el terreno y hace de la protección de civiles el objetivo oficial», constata. El resultado, a su juicio, es que la salida depende ahora del entorno de Gadafi. «Estamos en la situación de tener que aceptar un compromiso más o menos dudoso con la familia Gadafi para que el dictador vaya a pasar su jubilación a otra parte», ironiza. Cree que si el líder libio lo rechaza, la coalición intentaría una resolución más dura de la ONU, autorizando el despliegue de soldados. Rusia podría imponer un veto que forzaría a los occidentales a hacer concesiones. Con esta opción, advierte del peligro de tener «un Irak a nuestras puertas». GARA

Misrata

La ONU demandó el cese de hostilidades en Misrata, para poder socorrer a los heridos y que la población pueda huir de los combates. Por la tarde, un buque del Programa Mundial de Alimentos llegó a la ciudad con alimentos y material sanitario

refugiados

La búsqueda de supervivientes del naufragio en el que el miércoles murieron o desaparecieron 150 refugiados se retomó ayer en torno a la isla de Lampedusa, aunque cada hora disminuye la esperanza de encontrarlos con vida

campo petrolero

Trípoli acusó a la OTAN de haber atacado el yacimiento petrolero de Sarir, pero la Alianza y los rebeldes aseguraron que fue efectuado por las tropas de Gadafi y no por la aviación británica, como había informado el Gobierno de Trípoli.

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