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Agencias de la ONU reclaman la apertura de corredores humanitarios en Costa de Marfil

Las agencias humanitarias de Naciones Unidas demandaron ayer la apertura de corredores en Costa de Marfil para poder acceder y prestar ayuda a las decenas de miles de personas que huyen de los enfrentamientos entre las fuerzas leales al presidente marfileño saliente, Laurent Gbagbo, y las del reconocido por la llamada comunidad internacional, Alassane Ouattara. Tras los combates de los últimos días, Abidjan vivió ayer una especie de «tregua» que dio cierto respiro a sus habitantes.

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La petición de apertura de corredores humanitarios realizada por el Programa Mundial de Alimentos (PAM) en nombre de varias agencias internacionales coincidió con la alerta de la ONU en relación a la «alarmante» situación humanitaria en Abidjan, capital financiera marfileña, y con la denuncia de nuevas matanzas en el oeste del país.

«Es una llamada a todos los actores sobre el terreno. Necesitamos una situación de seguridad que permita a nuestros camiones con ayuda humanitaria llegar hasta allí», señaló el PAM.

La agencia indicó que durante seis días ha distribuido alimentos en Duékoué, donde miles de personas se han refugiado donde han podido huyendo de combates y venganzas, la mayoría de ellas de la etnia gueré que apoya a Gbagbo. Unas 30.000 personas, muchas de ellas niños, se apiñan en el patio de la misión católica del barrio de Carrefour, donde han permanecido tres días sin nada que comer, y miles más se esconden en el bosque.

Familias numerosas se hacinan bajo lonas de plástico, donde el calor es sofocante. «No hemos comido en tres días. Mis hijos están cada vez más débiles», se lamenta con lágrimas en los ojos Alphonsine Anai, de 50 años. «Su padre está en el bosque y no tengo nada para darles», agrega Ruth Monké, madre de varios niños que le rodean con sus vientres hinchados y sus ojos hundidos.

El PAM prevé también distribuir ayuda la próxima semana a unas 300.000 personas desplazadas en la región de Danane y a otras casi 20.000 en Bouaké, Bouna, Tiébissou y Korhogo.

Situación «alarmante»

Aunque la coyuntura es grave en el oeste, la ONU alertó de la situación humanitaria «alarmante» que viven los cinco millones de habitantes y 300.000 desplazados en Abidjan, con incontables cadáveres en las calles, con barrios enteros sin agua ni electricidad y con escasez de alimentos. Además, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) dijo no tener noticias de unos 3.000 inmigranes malienses que llevaban dos semanas refugiados en el sótano de la Embajada de su país, sin agua ni electricidad.

Por otro lado, el portavoz de la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Rupert Colville, informó ayer del hallazgo de al menos 115 cadáveres en las últimas 24 horas en Guiglo (60), Bloloquin (40) y Duékoué (15), algunos de personas quemadas vivas y otros arrojados a un poco, según Reuters. Señaló que esos homicidios pudieron haberse producido por «motivos étnicos» y sus autores pudieron ser «mercenarios liberianos», pero precisó que «hay que ser prudente en la atribución de responsabilidades», informó AFP.

El nuevo informe se dio a conocer tras las matanzas perpetradas la semana pasada en Duékoué tras la captura de esta ciudad por las tropas leales a Ouattara después de duros combates. Los dos bandos han negado su responsabilidad en las masacres y se han acusado mutua- mente, El Comité Internacional de la Cruz Roja y la OCHA informaron, respectivamente. del hallazgo de al menos 800 muertos y una fosa común con al menos 200 cadáveres.

Llamamiento a la unidad

El discurso televisivo de Alassane Ouattara el jueves por la noche, en el que llamó a la unidad para impulsar la reconstrucción del país, parece haber servido para relajar la dramática situación en Abidjan, donde ayer se vivía una especie de «tregua», con disparos esporádicos, que permitió reanudar del suministro de agua y electricidad y una cierta recuperación de la vida normal.

Ouattara, que prometió que las masacres seránesclarecidas y los culpables castigados, anunció medidas que se espera permitan un retorno gradual a la normalidad en el país y la reanudación de la actividad económica. Así anunció la atenuación del toque de queda y la petición de levantamiento de las sanciones de la UE a los puertos de Abidjan y San Pedro. Ordenó a sus tropas mantener el orden, la seguridad de los bienes y la libre circulación, y les instó a ser «ejemplares en su comportamiento» y a no cometer saqueos ni «actos violentos contra las personas».

riesgo real

Unicef y la OMS advirtieron del riesgo real de la «aparición en masa de enfermeda- des» en Costa de Marfil y entre los refugiados en Liberia y del peligro de reaparición del cólera en Abidjan, debido a la escasez de agua en la ciudad y al colapso del sistema de salud.

sanciones

La Comisión Europea afirmó que trabaja para levantar «pronto» algunas sanciones económicas adoptadas contra Costa de Marfil, tras la solicitud de alivio de las restricciones realizada por Alassane Ouattara.

Un arrantzale de Bermeo vive un drama en el corazón de Abidjan

El bermeotarra Aitor Fernández del Campo lleva una semana encerrado en su casa de Abidjan junto a su mujer y su hijo, sin poder pisar la calle por miedo a los disparos que se oyen día y noche. En declaraciones realizadas ayer a GARA, Fernandez reconoció que lo que están viviendo es «una película de auténtico terror», aunque con una pequeña diferencia: que no ven la salida al final del túnel.

El arrantzale bermeotarra llegó a Costa de Marfil el pasado sábado, justo el día que se recrudecieron los enfretamientos entre partidarios del presidente saliente, Laurent Gbagbo, y del presidente reconocido por la comunidad internacional, Alassane Ouattara. Comentó que, aunque durante el día oyen disparos y estallidos de bombas, es durante la noche cuando lo pasan peor, ya que tanto partidarios de un bando como de otro aprovechan para interrumpir en casas ajenas buscando nuevos militantes que engrosen sus filas o dinero con el que abastecerse.

En su casa ya han entrado en dos ocasiones: «Una vez me colocaron una pistola en la cabeza mientras me preguntaban si era francés. Yo les respondía que no, pero cuando vieron que era blanco, fueron directos a por mí. Ya les he dado todo lo que tenía, si vuelven no sé que va a pasar», asegura.

Fernández del Campo se queja de que las instituciones internacionales le han abandonado a su suerte: «Aunque varias embajadas hayan asegurado que van a venir a buscarnos, nunca llegan. Siento que se están riendo de mí».

Para denunciar su situación y mostrarle su apoyo, sus allegados han convocado para hoy al mediodía una concentración frente al Consistorio de Bermeo. Ainara RODRÍGUEZ

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