«Haz lo que quieras, mientras no hagas nada» es el lema de la segunda edición del festival Gutun Zuria y Catherine Millet confesó ayer sentirse muy identificada con él. «Va muy bien con la moral que aplico a la pareja. Como mujer casada no hablo mucho, como escritora lo cuento todo», dijo. Esta escritora francesa, crítica de arte y directora y fundadora de la revista «Art Press», comentó las reacciones suscitadas con su polémico y pornográfico libro autobiográfico «La vida sexual de Catherine M.» (2001), del que se han vendido más de dos millones de ejemplares.

«El sexo nos individualiza -aseguró-, incluso en parejas que comparten todo. Lo que acerca cuerpos separa mentalidades. Lo que hay que hacer es no hablar demasiado. La unión absoluta es una ilusión».

Para escribir la historia, «el punto de partida fue que no había ningún libro que fuera un testimonio honesto sobre la sexualidad», explicó. Para su asombro, el relato fue todo un éxito entre el público general y provocó gran controversia entre la crítica intelectual y especializada.

«Yo pertenezco a la generación del mayo del 68 y el éxito de ventas ha verificado que las mentalidades han evolucionado», dijo. Pero las reacciones más negativas han llegado de «personas muy conservadoras, curiosamente no católicas. Los sicoanalistas han reaccionado con la necesidad de hacer un diagnóstico, pensando que delante tenían a una persona enferma. Me reprochaban haber expuesto mi intimidad sexual cuando en el mundo hay mujeres que se les obliga a taparse enteras».

El zaragozano Antonio Altarriba, por su parte, destacó que «si un libro consigue únicamente mediante palabras una reacción física como la excitación, eso es un milagro».