Iniciativas en defensa de los derechos de los presos políticos
Egin Dezagun Bidea une fuerzas para avanzar hacia la amnistía
«Egin Dezagun Urratsa» (Demos el paso) fue el mensaje que sacó a la calle a 64.000 personas el 8 de enero en Bilbo. Aquella movilización concreta da paso ahora a un movimiento ciudadano marcado también por el nuevo contexto político: «Egin Dezagun Bidea» (Hagamos camino). Su objetivo será avanzar hacia la amnistía desde la consciencia de que no llegará «de la noche a la mañana», sino «paso a paso», a través de implicación ciudadana y colaboración.
Ramón SOLA | BILBO
Fue un acto breve y sencillo, pero pretende ser el inicio de una dinámica con largo recorrido y mucha profundidad. Porque la tarea a acometer también lo es: la amnistía. Son conscientes de que no se logrará en un solo día, y por eso se han puesto ya manos a la obra.
Ex presos, familiares, representantes políticos, abogados y gentes solidarias con los presos y conocidas de muchas dinámicas sociales se dieron cita en el Paraninfo de la UPV en Bilbo. Muchos de ellos ya coincidieron en la manifestación por los presos del 8 de enero en Bilbo, que marcó un hito movilizador al reunir a 64.000 personas. En aquel momento, los convocantes de ``Egin Dezagun Urratsa'' anunciaron que la iniciativa tenía vocación de continuidad. Y el fruto es este «Egin Dezagun Bidea», que esbozó ayer sus líneas maestras.
De explicarlas se encargaron Iñaki Olasolo, periodista, y Mari Feli Etxeandia, hermana de un preso político vasco. El movimiento en ciernes está muy claramente unido al contexto creado por la iniciativa de la izquierda abertzale, y aporta ideas y líneas de trabajo renovadas.
Así, durante la presentación sonaron con fuerza palabras como udaberria (primavera), en el emotivo poema que leyó Gotzon Barandiaran acompañado a la guitarra por Alex Sarriegi. Se citó también la necesidad de ponerle «nueva música» a Euskal Herria. Pero, sobre todo, se habló de amnistía, entendida como un proceso gradual, «un recorrido que desarrollaremos paso a paso».
«Un camino que se presume largo, pero que no tendrá descanso hasta traer a las presas y los presos políticos a casa, y que todas y todos sean completamente libres», leyeron Olasolo, en castellano, y Etxeandia, en euskara, con decenas de promotores de la iniciativa situados a sus espaldas.
Los pasos a seguir
Este camino se traduce en una serie de pasos. El primero, «la desactivación de todas las medidas de excepción que permiten la existencia de situaciones extremas: acabar con la dispersión, libertad para quienes han cumplido su condena, quienes están gravemente enfermos, terminar con los tratos crueles y degradantes, poner punto final a las situaciones de aislamiento y la soledad y los golpes...».
Junto a ello, la iniciativa trabajará por «la agrupación del Colectivo de Presos y Presas Políticas Vascas en Euskal Herria, con todos sus derechos humanos, individuales, colectivos, civiles y políticos intactos, para poder participar, junto al resto de agentes y sin ningún impedimento, en el proceso político abierto en Euskal Herria».
En resumen, entienden que «en el proceso de resolución del conflicto será necesario ir superando las consecuencias del mismo, posibilitando así el regreso de presas, presos, exiliadas y exiliados políticos a casa. El proceso de resolución del conflicto es también el proceso de la amnistía», concluyen.
Herri Bilguneak y colaboración
Fijado el qué, viene el cómo. El movimiento se muestra convencido de que el camino a la amnistía «puede ser realizado a través del trabajo de la ciudadanía de Euskal Herria», a través de la organización en cada barrio, pueblo, ciudad... Egin Dezagun Bidea hace un llamamiento a ir creando los denominados Herri Bilguneak, y no escatima destinatarios: «Estudiantes, trabajadores, jóvenes, jubilados, ingenieras, profesoras, alcaldes, sacerdotes, cantantes, limpiadores, deportistas de élite, periodistas...». Que lograrlo no es una quimera queda claro en el grupo promotor, dado que están representados casi todos estos sectores y otros más.
En paralelo, plantean también desarrollar «ámbitos de actuación conjunta», tanto en Euskal Herria como en el ámbito internacional. Y dentro del territorio vasco, Egin Dezagun Bidea buscará trabajar en común con partidos, sindicatos, agentes sociales y también instituciones. «Que el discurso y los compromisos a favor de los derechos de las y los presos políticos formen parte del debate político, también en época electoral», piden.
En resumen, un viaje con una meta bien marcada: la amnistía. Y alguna estación concreta también muy delimitada: «La política penitenciaria debe pasar a claves de resolución».
A la presentación acudió una amplia representación de los promotores de Egin Dezagun Bidea -casi todos ellos dan este nuevo paso tras haberse unido para la manifestación de enero- y diferentes invitados. En la sala del Paraninfo de la UPV había muchos años años de cárcel, mucha experiencia. Por ejemplo, Jon Bilbao Moro, el segundo preso político vasco que más tiempo ha pasado en la cárcel después de Joxe Mari Sagardui, Gatza. Junto a él se vio a José Antonio Torre Altonaga, Medius, Fernando Etxegarai, Begoña Sagarzazu, Mitxel Sarasketa, Joxe Domingo Aizpurua, Satur López de Pariza, Patxi Gómez... Todos los presentes tuvieron un primer recuerdo sentido para el elgoibartarra Mikel Ibañez, fallecido la víspera tras una larga enfermedad que ha debido afrontar en prisión casi hasta el final; una prueba dramática, en definitiva, de cuál debe ser el primer paso a dar por el movimiento.
Y junto a los ex presos, un pequeño crisol de la sociedad vasca, caracterizado por el denominador común de su solidaridad con los presos: Félix Plácer, Eba Ferreira, Txerra Bolinaga, Iñaki Goioaga, Joxerra Etxebarria, Jesús Valencia, Andoni Txasko... R.S.