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Crónica | Intervención militar en Libia

Gadafi asedia Ajdabiya y la OTAN reconoce que «no hay solución militar»

Ajdabiya, la última ciudad libia antes de Bengasi, ha vuelto al mismo punto de hace un mes, cuando la OTAN aún no había intervenido: asediada por las tropas leales a Muamar al-Gadafi y prácticamente vacía. Los aliados reconocen ahora que «no hay solución militar» al conflicto libio e instan a la ONU a explorar una salida mediante el diálogo.

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Alberto PRADILLA Enviado especial

En el hospital de Ajdabiya sólo quedan 10 sanitarios desde el mediodía de ayer. Los últimos efectivos. Al igual que la poca población que se resistía a marcharse, el centro médico fue evacuado después de una fuerte ofensiva lanzada por las tropas leales al coronel Muamar al-Gadafi. Desde las 11.00 horas, el Ejército libio cargó con artillería pesada y puso contra las cuerdas a los rebeldes, que durante toda la mañana se vieron obligados a retroceder más de 50 kilómetros. Ante este progresivo debilitamiento de los insurrectos, que han sido apoyados desde el aire por la OTAN, el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, reconoció que el conflicto libio «no tienes solución militar» en una entrevista que será publicada mañana por el semanario alemán «Dier Spiegel».

«Por el momento, somos 50 personas en el hospital, entre médicos y enfermeros. Hemos reducido el personal por si fuese necesario evacuar», explicaba, desde el acceso al centro médico, Suleiman Rifadi, uno de los doctores. Pasaban algunos minutos del mediodía. Poco después, en el momento en el que el cuarto herido de la jornada llegaba a bordo de un destartalado coche, comenzaron a escucharse los bombardeos. Luego, las ráfagas de ametralladora. Tocaba retirada. «Estábamos operando a uno de los heridos cuando han llegado los milicianos y nos han dicho que teníamos que marcharnos», explicaba, ya en la carretera hacia Bengasi, el enfermero Mahdi Abdelsalam.

Retirada caótica

La jornada de ayer estuvo, nuevamente, marcada por el caos en el frente este. A primera hora de la mañana, una embestida gadafista contra El Arbain, un punto a 40 kilómetros de Ajdabiya, puso a muchos rebeldes en estampida. Algunos trataron de responder con el lanzamiento de varios Katiuska, pero la mayoría saltó a sus vehículos de la forma habitual: desordenadamente y sin tener un plan sobre cuál debería de ser la próxima posición a defender.

Por este motivo, las explosiones y las columnas de humo llegaron al centro de Ajdabiya en poco tiempo. Y una hora después, a la puerta de Jalo, el acceso este de la localidad. Un dato que evidencia que el Ejército libio se encontraba lo suficientemente cerca del municipio para que sus proyectiles sobrevolasen el casco urbano y se acercasen la retaguardia rebelde, ubicada en el otro extremo.

El rápido avance de las tropas del régimen, que llevan tres días asediando la localidad, terminó por convencer a los pocos civiles que permanecían en sus casas de que había llegado la hora de hacer las maletas. «Llevo diez días guardando la casa, pero ahora la situación es muy peligrosa», confirmó Tarek Salem, de 24 años. «Los soldados de Gadafi han entrado en Ajdabiya, yo mismo los he visto», indicó.

No obstante, el flujo de refugiados que escapan de Ajdabiya es un buen indicador que la situación se ha complicado para los rebeldes. Los pocos habitantes de la localidad que todavía aguantaban decidieron ayer hacer las maletas y marcharse a Bengasi. Para todos aquellos ciudadanos que no tengan un familiar que pueda acogerles, el Consejo Nacional de Transición ha habilitado un antiguo complejo turístico.

En principio, la misión de la OTAN debía de hacer cumplir la resolución 1.973 de Naciones Unidas. Pero está claro que no se ha aplicado con el mismo rasero para ambos bandos. El helicóptero rebelde que sobrevoló ayer el frente -y que provocó el pánico en la carretera, ya que nadie podía asegurar a quién pertenecía- evidencia que ellos también violan el espacio de exclusión aérea.

A pesar de ello, siguen en desventaja. Por eso, los próximos días podrían ser claves. Aunque el ambiente que se percibe tanto en el frente como en los checkpoints, con una creciente hostilidad hacia los fotógrafos, indican que son conscientes de sus debilidades. En caso de que caiga Ajdabiya, el conflicto volverá al mismo punto de hace tres semanas, cuando la Alianza Atlántica todavía no había intervenido. Puede que este sea el motivo de que los aliados exploren ahora una eventual solución negociada.

 

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