Con el nuevo modelo de selectividad, en vigor desde el pasado curso 2009-2010, se calcula la nota de la prueba haciendo la media de las notas obtenidas en las cinco asignaturas que forman parte de la fase general (cuatro materias comunes y una de modalidad elegida por el alumno o alumna). Por lo tanto, la nota media que se obtiene en la prueba no va a ser estrictamente comparable a la obtenida en el modelo anterior. La nota final de la selectividad sigue siendo el 60% del expediente del bachillerato y el 40% de la nota de la prueba (fase general). En la fase específica, el alumno se puede examinar de hasta cuatro materias de modalidad diferentes de la elegida en la fase general. De ésas, las dos mejores notas se añadirán a la nota obtenida en la fase general, con el peso correspondiente a los estudios universitarios que se vayan a cursar, con lo que se obtiene la denominada Nota de Admisión. Así, el alumno lleva diferentes notas según la carrera en la que solicite su ingreso. Esto ha hecho que las notas de corte para acceder a las carreras, que antes tenían de tope 10 puntos, hayan pasado a tener 14 puntos de máximo, haciendo difícil la comparación de las notas de corte con los cursos anteriores.

Nota de la Prueba. Si se analizan los resultados obtenidos en la prueba (sin incluir el expediente del bachillerato) durante un periodo largo de tiempo, como puede ser el que nosotros hemos estudiado, que abarca desde el año 1994 hasta 2010, se aprecia un tendencia regular y ligeramente ascendente de la nota media de la prueba que ha subido casi un punto en el conjunto del periodo, pasando de 5,56 en 1994 a 6,51 en 2010. Así pues, como la serie de resultados de la que disponemos es muy amplia, se puede afirmar que el sistema ha conseguido mejorar los resultados de forma global a lo largo del tiempo, y no parece que con el nuevo modelo de selectividad los resultados en el conjunto de la prueba empeoren (a la espera de nuevas convocatorias que lo confirmen).

Se observa, además, que cada vez que ha habido un cambio en el modelo de selectividad se inicia una racha ligeramente ascendente en las notas medias de la prueba (en el último curso se ha pasado de 6,24 puntos de media en la prueba, del año 2009, a 6,51 del año 2010, es decir 0,27 puntos de aumento). Con el último cambio, el modelo (de la fase general) se ha vuelto más sencillo, el alumno tiene más posibilidades de elección, el peso de las asignaturas comunes es mayor y la nota media de la prueba aumenta. También ha subido el porcentaje de aprobados, que ha pasado del 96,5% en 2009 al 98% en 2010.

Pero, ¿realmente han mejorado las notas obtenidas en las asignaturas? Si las comparamos con las del curso 2008-2009, la conclusión es que no, que son más las asignaturas en las que el resultado ha empeorado (suben: Lengua Castellana y Literatura, Lengua Vasca y Literatura, Química y Dibujo Técnico II; bajan: Filosofía, Historia, Inglés, Física, Geografía, Historia del Arte y Matemáticas Aplicadas a las CCSS II; se quedan igual: Matemáticas II, Biología y Economía).

Entonces, ¿por qué aumenta la media obtenida en la prueba? La respuesta es que por el nuevo sistema de cálculo. Si comparamos las notas de las asignaturas que se incluyen en la fase general de los dos últimos cursos, entre las asignaturas comunes suben Lengua Española y Euskera, pero bajan Filosofía, Historia e Inglés. Luego el aumento en la media de la prueba no se debe a un aumento en la nota de las materias comunes, sino a la inclusión ampliamente mayoritaria de tres asignaturas de modalidad como son las Matemáticas II (pasa de 6,49 de media en 2009 a 6,64 en 2010), la Economía (pasa de 6,52 a 6,79) y el Dibujo Técnico II (pasa de 5,60 a 6,27) que son elegidas por tres de cada cuatro alumnos para su inclusión en la Fase General y en las que se obtienen medias superiores a las del curso anterior.

Es, por lo tanto, la adecuada elección de la materia de modalidad que el alumno incluye en la fase general, determinante a la hora de obtener una buena calificación en esta fase y causante en buena medida del aumento producido en la nota media de la prueba.

Cabe decir como conclusión que la característica más importante de este último modelo de selectividad -¿tal vez modelo LOE?- es que se trata de dos modelos diferentes en uno. El modelo general que responde al concepto de universalización de la Enseñanza Superior, pero sólo para algunos de sus estudios: aquellos que no tienen nota de acceso, o que están más masificados y presentan, a priori, una peor inserción laboral. Un segundo modelo, sofisticado en cuanto a su cálculo y que responde a las demandas de un sistema de acceso selectivo a determinados estudios. Es en este segundo modelo derivado de la fase específica, donde la selectividad ejerce su función de filtro; está unido a la Calidad y a la Excelencia en la Enseñanza, resultando un sistema sofisticado y técnicamente depurado, y tan fino, que hace difícil el estudio de sus resultados, pues estos se han individualizado y diversificado según los estudios elegidos, por lo que para obtener conclusiones de tipo general se deberá esperar a nuevas convocatorias y tener un acceso muy completo a los datos que de ellas se deriven.