La situación seguía siendo inestable en Abidjan ayer, donde el bando del presidente saliente, Laurent Gbagbo, llamó a «la resistencia» contra «el Ejército francés», al que acusó de apoyar a su rival Alassane Ouattara, vencedor de las elecciones y presidente reconocido por la llamada comunidad internacional.

Precisamente, los abogados de Ouattara pidieron ayer a la ONU y a París que «neutralicen a los milicianos a sueldo de Gbagbo y entreguen a la justicia al candidato derrotado».

«Nosotros llamamos a las fuerzas imparciales de la ONUCI (la fuerza de la ONU) con apoyo de Licorne (fuerza militar francesa que apoya a la ONUCI) que eliminen inmediatamente las armas pesadas, que neutralicen a los milicianos a sueldo de Gbagbo que constituyen una fuerza de ocupación ilegal, y que entreguen a la justicia al candidato derrotado», afirmaron los letrados Jean-Paul Benoit y Jean-Pierre Mignard.

«Es el espíritu y la letra de la resolución 1975 del Consejo de Seguridad», adoptada el 25 de marzo pasado, que fundamentalmente llama a emplear «todas las medidas necesarias» para proteger a los civiles e impedir la utilización de armamento pesado contra la población civil, agregaron.

Ayer volvieron a vivirse combates en la capital económica del país, en algunos de los cuales se emplearon armas pesadas, informó AFP.

El sábado, las fuerzas leales a Gbagbo llevaron a cabo un ataque contra el Hotel Golf, sede de Ouattara, lo que propició la respuesta por parte de los cascos azules y las tropas francesas.

Sin embargo, un portavoz del mandatario de facto negó que su bando hubiera perpetrado el ataque y tachó esas informaciones de «montaje».

El portavoz Ahoua Don Mello afirmó que el supuesto ataque fue empleado como un «pretexto» para que la ONUCI y la operación francesa Licorne pudieran justificar un nuevo ataque contra la residencia de Laurent Gbagbo.