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Josu MONTERO | Escritor y crítico

Urnas funerarias


El domingo tocó Dylan en Ho Chi Minh. Décadas después de erigirse en voz del movimiento contra la guerra de Vietnam. Todo un símbolo. Un círculo que se cierra. El esponsor de esta gira, la multinacional yanki AEG, acató las condiciones del gobierno chino: chitón. Así que Dylan no cantó allí «Los tiempos están cambiando» ni «La respuesta está en el viento». ¿Dramático? ¿Patético? ¿Cómico? Dylan no llenó, y es que como explicaba un diario chino, «la temática de sus canciones no sintoniza con el chino medio, más interesado en cuidar de su familia y en tratar de salir adelante en un mundo muy competitivo». Cómo me suena eso. El círculo aquél que se cerraba. O nos cerraban. Mientras tanto el filósofo esloveno y marxista Slavoj Zizek clamaba en Bilbo contra la desaparición de la izquierda. «Hoy sólo la extrema derecha reivindica revolverse contra el sistema», denunció, y advirtió que si no rebrota una izquierda digna, el futuro que nos espera es Berlusconi, políticos corruptos e ineptos y autoritarios, refrendados además por unas urnas que van a convertirse en nuestras urnas funerarias. Y Zizek clamaba en el desierto de la Alhóndiga, urbe burguesona y derechosa donde las haya, liberal le dicen. Otro balcánico, el poeta serbo-norteamericano Charles Simic, ha estado en el festival Cosmopoética de Córdoba. Su primer recuerdo es el bombardeo nazi de su ciudad, Belgrado; tenía tres años. A pesar de este mundo convulso y desengañado en el que reconoce habitar, es un entusiasta: «Nada hoy cumple la misión de conectarnos con nuestra soledad, de descubrirnos aspectos de la vida como lo hace un poema. La poesía es una resistencia frente al absurdo de nuestra sociedad».

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