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La inseguridad y la división se mantienen en Costa de Marfil

Tras la detención de Laurent Gbagbo, Alassane Ouattara se enfrenta ahora a un país dividido al borde de una catástrofe humanitaria. En primer lugar, aún tiene que recuperar la seguridad en Costa de Marfil. Abidjan, la capital financiera, aún era ayer escenario de saqueos y en algunos barrios se escuchaban disparos. En el oeste del país quedan por investigar las masacres de cientos de personas.

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GARA | ABIDJAN

Las Fuerzas Republicanas (FRCI) del presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, se ven desbordadas por saqueos que la semana pasada se concentraban en el sur de la capital pero ahora golpean el norte. El barrio Plateau, que alberga el palacio presidencial escenario de los últimos combates, se ha convertido en un lugar peligroso, con más armas que nunca en las calles

Además, se escuchaban disparos en barrios feudos de los partidarios de Gbagbo. «Los milicianos disparan al aire porque se enteraron de que los rebeldes venían hacia ellos. Temen que vengan a hacer limpieza, y la gente ha comenzado a huir», explicó un residente a France Press. Mientras, en Treichville (sur) y Adjamé (norte), la vida volvía a la normalidad.

El nuevo jefe de Estado, Alassane Ouattara, ha tomado las riendas de un país a la deriva, con la tarea pendiente no sólo de restablecer la seguridad, sino de reconciliar a una nación dividida. Ouattara se refirió a la reconciliación y a su voluntad de «pasar página» en su primer discurso. Incluso anunció una comisión para investigar «las masacres crímenes y violaciones de derechos humanos».

«Evitar un baño de sangre»

El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon afirmó que Ouattara debe establecer un gobierno de unidad nacional y evitar un nuevo «baño de sangre» y represalias contra los partidarios de Gbagbo. Los cuatro meses de crisis han dejado al menos 800 muertos en Costa de Marfil, la mitad de ellos en Abidjan, según la ONU. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha nombrado a tres expertos para investigar los crímenes cometidos desde las elecciones presidenciales. Los portavoces de las agencias de la ONU insistieron en el hecho de que la salida de Gbagbo del poder no resuelve la grave crisis por la que atraviesa el país por lo que ha enviado ocho expertos en coordinación humanitaria para determinar las prioridades. El Programa Mundial de Alimentos suspendió los vuelos a Abidjan debido a los riesgos para su personal.

Ouattara anunció también el procesamiento judicial de Gbagbo, su esposa y sus colaboradores. Ayer el ex presidente fue trasladado fuera de Abidjan.

«Un golpe de Estado»

Por otro lado, el Gobierno francés insiste en desligarse de la participación directa en la detención del ex presidente. Alain Juppé, ministro de Asuntos Exteriores, aseguró que «la ONU y Francia quieren que se respeten las resoluciones del Consejo de Seguridad, nada más y nada menos». Reconoció que los helicópteros de la Onuci estuvieron en la vanguardia de los bombardeos contra la residencia presidencial y que las tropas francesas los apoyaron.

En cambio, el consejero de Gbagbo en París, Tussaint Alain, aseguró que el ex jefe de Estado «fue secuestrado por fuerzas especiales francesas que lo condujeron rápidamente al hotel Golf», cuartel general de su rival, Ouattara. Alain opinó que «la intervención militar de Francia es un grave atentado contra la soberanía de nuestro país. Se trata de un odioso golpe de Estado perpetrado por el Ejército francés, que sólo desea recolonizar Costa de Marfil para apoderarse de sus inmensos recursos». En el mismo sentido, Roland Dumas, ex ministro francés de Asuntos Exteriores y consejero del ex presidente marfileño sostiene que «la verdad está clara: el ejército francés, bajo órdenes políticas, entregó a Laurent Gbagbo a su adversario. Lo trajo incluso al domicilio del adversario, como en la antigüedad».

536 cadáveres

Sólo en las matanzas del oeste del país, los investigadores de la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos han contabilizado 536 cadáveres de personas muertas desde finales de marzo. La mayoría formaban parte de la etnia gueré, que apoyaba a Gbagbo.

MUERE UN MINISTRO

Desiré Tagro, ministro del Interior en el último gobierno formado por el presidente marfileño, Laurent Gbagbo, falleció ayer como consecuencia de las heridas sufridas el lunes por parte de las fuerzas de Ouattara, que durante su detención lo agredieron a culatazos, según emisoras regionales captadas en Dakar.

París prevé el repliegue y la reducción de sus tropas

La misión de la fuerza francesa Licorne en Costa de Marfil «está totalmente cumplida» y debe replegarse progresivamente a sus bases, afirmó el ministro francés de Defensa, Guerar Longuet. «Licorne tenía dos mandatos. Proteger a nuestros nacionales y a los que confiaban en la protección del Ejército francés. El segundo era ponerse a disposición de Naciones Unidas para que las armas pesadas no fueran el árbitro de un debate entre marfileños que debía ser civil. Licorne ha permitido reducir el armamento pesado y a los soldados del presidente electo atrapar al ex presidente Gbagbo». Por ello, concluyó que «en este instante el rol de Licorne es replegarse a sus bases y reducirse progresivamente». Los efectivos de Licorne han llegado a sumar 1.700 soldados, desde los 980 con que contaba al principio de la crisis. En cambio, el primer ministro francés, François Fillon, no vio la misión tan completada, ya que aseguró que las tropas francesas abandonarán Costa de Marfil «cuando la seguridad sea suficiente en particular para nuestros conciudadanos en Abidjan». Fillon se felicitó porque «los soldados franceses cumplieron su misión sin que hubiera bajas ni heridos». GARA

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