El Ministerio francés de Exteriores ha reunido durante el pasado fin de semana a expertos y protagonistas de las revueltas árabes en curso.

La principal conclusión del simposio habría sido que el movimiento de revuelta atraviesa un período difícil, tanto en Túnez y Egipto, como en otros países inmersos ya en una «contrarrevolución».

Por lo que respecta a los dos primeros y de momento únicos países donde las revueltas han logrado forzar el derrocamiento de sus respectivos dictadores, muchos expertos destacaron la necesidad de «más ayuda internacional». Por contra, un representante de los Hermanos Musulmanes insistió en que, «para consolidar la revolución, es necesario que el proceso se desarrolle lo más rápido posible».

Entre los participantes estaba Taher Odwan, ministro del régimen jordano, que ha sido objeto de críticas y de protestas.

El Gobierno francés, que quedó seriamente tocado con motivo de su posición cómplice con los dictadores tunecino y egipcio hasta que fueron derrocados, se ha arrogado un papel de promotor de las revueltas. Promoción con la que busca, sin duda, moderlarlas a su conveniencia a través de liderazgos locales.