Liga de Campeones
La sala de espera de la felicidad
Itxako disputará la final de la máxima competición continental por primera vez en su historia, tras una clasificación inmaculada.
GARA |
Sostienen algunos sabios que la verdadera felicidad se encuentra en la sala de espera de ésta. Que no se trata, asegura el prestigioso neurólogo Robert M. Sapolsky, de la recompensa en sí, sino de su anticipación. Si además hay un punto de incertidumbre, la dopamina se dispara. Y con ella el placer.
Así que no es difícil imaginar el éxtasis que se alcanzó ayer en la expedición de Itxako. Las navarras redondearon una semifinal fantástica, empatando en el Magvassy Mihaly Sporthalle, y entraron, precisamente, en la sala de espera de la felicidad. Pero es probable que la teoría se quede corta en el deporte de élite, donde los sueños, si todo sale bien, acaban por convertirse en objetivos. Y donde se pasa de disfrutar de un éxito como el que supone clasificarse por primera vez para la final de la Liga de Campeones, a trabajar duro para conseguir el máximo torneo continental.
Un triunfo que supondría el colofón perfecto a un trienio espectacular, en el que el conjunto de Ambros Martín ha enlazado tres títulos de Liga -el último esta misma semana, tres jornadas antes de la conclusión del campeonato, tras ganar en Bidebieta-, dos Copas, una Supercopa y una Copa EHF. Y en el que la segunda participación en la Liga de Campeones puede saldarse con la más ambiciosa de las victorias.
Un reto complicadísimo, pero que entra en el terreno de lo posible vista la actuación de las amarillas, no ya en las fases previas, sino en su eliminatoria contra el Györi, que bien podía considerarse una final anticipada. De ahí que la expedición de Itxako, pese a los cinco goles de renta conseguidos en Lizarra, no hubiera querido vender la piel del oso antes de tiempo. La tradición del rival, su potencial -más de cuatro millones de euros de presupuesto- y un ambiente previsiblemente caldeado no lo hacían recomendable.
Pero Ambros Martín sabía lo que debían hacer sus jugadoras y éstas respondieron. Concentración y defensa se convirtieron en la clave de la clasificación, como ya lo habían sido en el encuentro de ida. Así que, ante la previsible salida en tromba de las locales, el cuadro amarillo fue capaz de jugar con la presión. La responsabilidad de un equipo como el Györi era un factor a tener en cuenta e Itxako supo aprovecharlo: arrancó serio y contundente en su defensa 6-0 para anular a la primera línea magiar y, aunque en ataque fue más complicado, abrió de inmediato la primera brecha en el electrónico (2-4).
Las locales ni siquiera pudieron aprovechar una inferioridad rival para recortar distancias que, de hecho, se fueron hasta el 4-8 a diez minutos del descanso. El tiempo muerto solicitado por Csab Konkoly dio sus frutos y el conjunto húngaro volvió a meterse en el partido antes del descanso, aprovechando el brazo armado de Hornyak y la efectivad de Gorbicz desde los siete metros (10-12).
En la reanudación, las húngaras salieron dispuestas a remontar el partido y parecieron acercarse cuando llevaron las tablas al marcador, pero Itxako supo mantener la compostura, maniatando a su anfitrión. Las contadas ocasiones en que falló la defensa, Silvia Navarro frenó el ímpetu local, mientras en ataque, Barbosa y Alonso lograban mantener a Itxako por delante. Sólo en la recta final, ya a la desesperada, volvió a ponerse por delante el Györi (23-22), pero era demasiado tarde para acabar con un Itxako al que en ningún momento le tembló la mano.
El rival
Al equipo de Lizarra le queda un último escollo para alzar el trofeo. Su nombre, Larvik, que ayer se convirtió en el primer equipo capaz de ganar a domicilio al Buducnost (24-27), ampliando la renta que ya había conseguido en el choque de ida.
Será la segunda final de Liga de Campeones para las noruegas, que cuentan con otros dos títulos europeos en su palmarés, la Recopa de 2005 y 2008.