«Hop» Hacer la pascua
Mikel INSAUSTI
La recién formada compañía Illumination Entertainment consiguió con su primera producción “Gru, mi villano favorito” una taquilla millonaria que no merecía, y con esta segunda el espectador puede tener ya una idea más exacta de lo que el nuevo estudio de animación puede dar de sí. “Hop” es una baratija en todos los sentidos, tanto creativa como técnicamente, un producto de urgencia destinado a explotar en la cartelera las fechas de la Semana Santa, mediante la conversión del Conejo de Pascua en un mito consumista equiparable al de Santa Claus. No se han esmerado mucho para ello, limitándose a coger al realizador de “Alvin y las ardillas” para pedirle que vuelva a hacer lo mismo, pero cambiando a las ardillas por los conejos y polluelos que, junto a los huevos de chocolate, adornan los postres que se ven en los escaparates de las confiterías estos días. La poco estimulante interactuación de la mascota protagonista con el humano de turno es calcada, aunque el inexpresivo James Marsden parece creérselo todavía menos que su predecesor Jason Lee.
Por más empeño que se ponga en la tarea resulta imposible encontrar algún rastro del clásico de Henry Koster “El invisble Harvey” o de la película indie de culto “Donnie Darko”, en cuanto ejemplos ilustres de representación de las relaciones surrealistas entre un humano y un conejo. No hay manera, porque “Hop” presenta a un mero peluche parlante, al que se quiere convertir en una estrella del rock en miniatura, para lo que se le dota de la facultad de tocar la batería, pese a que hasta un niño pequeño puede darse cuenta de que no llega con sus patitas a los pedales del bombo y del chaston. En su camino hacia la fama se colará en una sesión de grabación del grupo Blind Boys of Alabama, por aquello de que son ciegos y no ven quien maneja las baquetas, además de en un concurso de jóvenes talentos presidido por David Hasselhoff, al que no se le hace raro hablar con un conejo tras pasarse años en la televisión hablando con su coche.