DERBI EN SAN MAMÉS
La Catedral recupera una de sus tradiciones más queridas
56 meses. Es el tiempo que ha transcurrido desde que Athletic y Real se vieran las caras por última vez en la Catedral y en el que unos han recuperado posiciones y ambición, mientras los otros superaban una dura travesía por el desierto. Pero esas experiencias y las direrentes metas de ambos para este final de temporada importarán lo justo cuando el balón eche a rodar mañana (22.00, La Sexta). Porque un derbi es algo más.
Amaia U. LASAGABASTER | BILBO
Ocasionalmente son buenos, rara vez resultan bonitos y casi nunca salen baratos. Pero la ausencia, casi permanente, de las famosas «tres B», a las que tanta importancia se concede en cualquier otra circunstancia, no resta un ápice de atractivo al encuentro que enfrentará mañana a Athletic y Real.
Nada como las palabras de Mikel Aranburu en vísperas del partido que disputaron ambos equipos en la primera vuelta para entenderlo. «Hay muchos derbis en el mundo, pero es difícil encontrar uno con las características del nuestro», se congratulaba entonces el capitán txuriurdin. Que algo sabe del tema, no en vano es el jugador más experimentado de ambas plantillas en estas lides, con 14 derbis a sus espaldas. Pese a que siempre haya quien se deje llevar por la rivalidad mal entendida, a que la escasez de entradas reduzca la presencia de la afición visitante a niveles que a veces se reducen prácticamente a lo anecdótico y a que como reconociera ayer Mikel González, la situación deportiva provoca que «la responsabilidad» supere al carácter festivo de la jornada, el tópico sigue imperando con todo su valor en estas citas: el choque entre Athletic y Real, en dura competencia con los partidos de la selección, es la fiesta del fútbol vasco.
Lo será más aún mañana, aunque sólo sea porque han pasado más de cuatro años y ocho meses desde aquel 27 de agosto de 2006 en el que la Catedral acogía su último derbi. Y todo lo que pudo restar en ese sentido el enfrentamiento de la primera vuelta en Anoeta, donde se produjo el reencuentro de los dos equipos, lo sumó en forma de aliciente competitivo: los rojiblancos ya tienen un referente cercano para pelear por la vendetta y los donostiarras para presumir de hegemonía en los derbis en su regreso a la elite.
Circunstancias a las que se añade la situación deportiva en la que ambos afrontan el choque. Lamentablemente, no pelean por el mismo objetivo, pero sí comparten necesidad de sumar. La tiene el Athletic, envuelto en una lucha igualadísima por la clasificación europea -apenas tres puntos separan al equipo bilbaino, quinto, del Espanyol, octavo, con lo que cualquier tropiezo puede traducirse en pasar a depender de los demás-; y también la Real, a la que un par de buenos resultados asegurarán la tranquilidad que se le ha venido resistiendo.
Tanto esa situación, con mayor presión para ambos que entonces al contar cada vez con menor margen de error por la cercanía del final del campeonato, como las trayectorias -a nivel de resultados, porque la imagen de ninguno de los dos ha dado para mucho últimamente- que vienen marcando, invitan a augurar un partido diferente al de la primera vuelta, en el que la Real se impuso con claridad y hasta con comodidad. Pero el Athletic, pese a haber saldado sus dos últimas comparecencias como local con sendas derrotas -ante Villarreal y Real Madrid, tampoco hay que olvidarlo-, ha basado su buena clasificación en su solvencia en la Catedral, de donde el Deportivo ha sido el único equipo fuera de posiciones europeas que no ha salido escaldado. Algo parecido sucede con los txuriurdines que, como ya sucediera en su exitosa campaña previa, se muestran mucho menos solventes cuando se alejan de Anoeta.
Claro que si quiere hacer buenas esas estadísticas, teniendo en cuenta las características especiales de estos partidos, el equipo de Joaquín Caparrós está obligado a recuperar, como mínimo, esos inicios arrolladores que tantos puntos le han valido en la Catedral y que se vienen echando en falta en los últimos tiempos. Sobre todo porque, como se coincide desde ambos bandos, el autor del primer gol tiene muchas posibilidades, más que en cualquier otro compromiso, de saldar de forma positiva un choque previsiblemente muy cerrado.
Confianza y elogios
El técnico local es el primero en reconocer que a su equipo le toca recuperar el paso en San Mamés. «Durante muchas fases de la temporada nos ha costado ganar lejos de nuestro campo y ahora que llevamos dos triunfos consecutivos (Almería e Iruñea), es hora de hacer bueno el último que conseguimos contra Osasuna y, de paso, hacernos fuertes de nuevo en casa». Lo intentará en un partido en el que «lo que prima son los tres puntos» y ante un rival que «está haciendo una buena temporada. Para cualquier recién ascendido, la primera temporada es la más exigente, la que exige una adaptación a la categoría y gracias a los jugadores de calidad que tiene y a su magnífico entrenador lo está consiguiendo».
Martín Lasarte, para el que «la necesidad de puntos no se puede disociar de la rivalidad», tampoco escatima elogios a un rival que «está realizando una temporada buenísima, de mucho mérito» y al que considera algo más que «Llorentey diez más», pero cree que la Real está capacitada para ganar.
Dependerá de los socios, que no han tenido que pagar pero han podido ceder sus carnés, pero la velocidad a la que volaron las pocas localidades puestas a la venta -unas 200 en Donostia, 1.200 en Bilbo- hacen prever entrada y ambiente de lujo.
A la rivalidad, el reencuentro, el ambiente y las necesidades del derbi se le añaden también las circunstancias extrictamente deportivas, en las que tampoco falta de nada.
Sobre todo por parte del Athletic, que cuenta con bajas destacadas, cuantitativa y cualitativamente. La más llamativa es la de Iraizoz, aunque sólo sea porque se perderá su primer partido de la temporada, posibilitando de paso el debut oficial de Raúl. Además, Castillo e Iturraspe, igualmente sancionados, también cederán su puesto a Koikili y Javi Martínez, que el pasado domingo cumplía un encuentro de suspensión.
A partir de ahí empiezan las incógnitas, que no se resolverán hasta el último momento. Para empezar, porque será mañana cuando el CEDD decida sobre la suspensión cautelar de la sanción a Muniain y se sepa, por tanto, si el navarro sigue el choque desde el césped o desde la grada, en cuyo caso Gabilondo regresaría al once. Pero también porque Joaquín Caparrós dirige hoy la última sesión preparatoria a puerta cerrada. Y será donde se decida, por ejemplo, si Gurpegi está definitivamente en condiciones de jugar. Que podría hacerlo en el centro del campo, enviando a Orbaiz al banquillo, o de nuevo en banda derecha, puesto que disputa con David López. En caso de baja, las puertas de la convocatoria podrían abrirse por primera vez para Iñigo Ruiz de Galarreta, juvenil que lleva toda la semana entrenando con el primer equipo. Además, Caparrós también debe decidir si mantiene a Amorebieta en el centro de la defensa o mantiene a San José.
A expensas de lo que suceda hoy en el último entrenamiento, también Martín Lasarte -que sólo cuenta con las bajas de Llorente y De la Bella- puede introducir cambios. En defensa, Labaka pugna por mantener el puesto con Mikel González, que le sustituyó el pasado domingo, y Ansotegi, que realizó un gran marcaje a Llorente en la primera vuelta y que la semana pasada se quedó fuera de la lista.
Las novedades podrían extenderse al centro del campo, en el que no está descartada la opción del trivote, y también al ataque, donde Ifrán y Tamudo pelean por una plaza. A.U.L.
De los 28 jugadores que disputaron el último derbi de San Mamés (27/8/06), sólo ocho podrán repetir experiencia: Iraola, Orbaiz, Javi Martínez y Gabilondo por parte rojiblanca; y Labaka, Rivas, Xabi Prieto y Aranburu por el bando txuriurdin.
Los últimos derbis en la Catedral han sonreído a los locales con cinco victorias y un empate -precisamente en la última visita donostiarra- en las seis últimas citas. La Real tiene que remontarse a la temporada 01/02 para recordar su último triunfo.
De las plantillas actuales, Aranburu se lleva la palma en cuanto a experiencia en derbis. Ha disputado nada menos que 14, ocho de ellos en San Mamés. Le sigue Orbaiz con nueve. Gabilondo ha jugado ocho, aunque sólo tres de ellos con el Athletic.