Según la sentencia del caso, difundida ayer por la agencia Efe, los hechos ocurrieron el 26 de enero de 2007, cuando la empleada trataba de desatascar un molino triturador de piezas defectuosas de plástico, momento en que se puso en marcha, le atrapó la mano y se la amputó.

La accidentada pasó 17 días hospitalizada e invirtió otros 521 en su recuperación, y como secuelas sufre «un trastorno adaptativo con sintomatología mixta, ansioso depresiva, de intensidad leve-moderada», además de la amputación.

La sentencia explica que la máquina «carecía de un sistema de seguridad o protección adecuado», ya que «el dispositivo de enclavamiento no actuó y, por lo tanto, no ordenó la parada» del molino.

El documento judicial precisa que el gerente de la empresa «no proporcionó» a la afectada «la formación adecuada para la tarea de desatasco» y permitió que «una trabajadora con cuatro meses de antigüedad» en la empresa y «con falta de cualificación» y «experiencia» desempeñara esa tarea.

Respecto a los dos responsables de la compañía que se ocupó de determinar los riesgos laborales, la sentencia indica que ésta sí valoró «los riesgos en relación a los puestos de trabajo», pero los peligros concernientes a los equipos de trabajo «no fueron evaluados».

Por estos motivos, la sentencia considera a los tres acusados responsables de un delito contra los derechos de los trabajadores, con la atenuante de haber reparado el daño causado, ya que la operaria afectada percibió una indemnización de 260.000 euros, tras lo que renunció a las acciones civiles y penales que hubieran podido corresponderle.