Cocineros franceses o suecos de la cocina innovadora y creadora, estuvieron en Moscú entre el 19 y el 21 de este mes, en el marco del festival culinario Onmivore con el fin de encontrar la nueva ola de cocineros rusos.

Después de haberse celebrado durante tres años en Nueva York, el festival francés escogió esta edición la capital rusa, con el fin de compartir su visión de la gastronomía: una cocina de autor, personal, extravagante y que recurre a los productos locales.

«No se trata de hacer la langosta o caviar, sino de cocinar pepino, patatas o puerros de manera original», explicó Luc Dubanchet, fundador de Omnívoro. «Una zanahoria, un nabo o una col son también parte de una cocina creativa», añadió.

En el marco de la «cocina joven» los cocineros adaptaron los productos sin chulería alguna. «Esa es la diferencia entre una cocina francesa un poco más de tres estrellas y una cocina que innova, que inventa, que busca el significado más profundo de los productos, gustos y sabores», dijo Dubanchet. Por otro lado, el jefe francés Julián Burlat trajo productos como la barrilla, una verdura imposible de encontrar en Moscú.

«No todo el mundo puede comprender esta cocina (...) Hay muchos productos que no conocemos», dijo Alexandre Jourkine, un ruso treintañero que participaba en uno de los talleres organizados dentro de la programación de este festival culinario.

Según Dubanchet, el festival de Moscú tuvo una participación entre 300 y 400 personas aproximadamente, un público compuesto a la vez por jóvenes cocineros con ganas de saber y buscar inspiración, pero también por aficionados apasionados de la gastronomía, que se son cada vez más numerosos en Rusia.

Rusia ha visto nacer estos últimos años revistas especializadas en la gastronomía, y páginas de crítica gastronómica en los periódicos.