Mikel INSAUSTI I

La película se inicia con una aceptable versión de “Silver Wings”, una canción clásica del repertorio del gran Merle Haggard. El prometedor arranque puede llevar a engaño a más de uno, porque es lo único auténtico que suena durante las dos interminables horas restantes. El repertorio elegido poco o nada tiene que ver con la música country de raíces, en cuanto que apunta más a su fusión actual con el pop de cara a las listas de éxitos. Las melodías y textos de esas composiciones son tan mediocres como el propio argumento de “Country Strong”, un falso biopic sobre estrella de la canción venida a menos destinado al horario televisivo de sobremesa. Reúne todos los tópicos habidos y por haber alrededor de la figura central, la cual presenta el consabido perfil de la cantante alcoholizada que se somete a una cura de rehabilitación para tratar de relanzar su carrera, mientras su marido y manager le monta una gira de vuelta junto a un par de nuevos valores que, en lugar de servir de estímulo, no hará sino debilitar su ya frágil moral sumiéndola en una fase depresiva.

“Country Strong” fracasa en su tentativa de ser el equivalente femenino de “Crazy Heart”, película que el pasado año le valió un Óscar a Jeff Bridges, tan buen cantante de country como actor. De entrada, éste no es un estilo musical para la voz de Gwyneth Paltrow, cuya tesitura se presta más a una línea abiertamente pop, que es la que se supone va a seguir en su recién firmado contrato discográfico con Atlantic; sin olvidar que su actual pareja es Chris Martin, líder del grupo inglés de moda Coldplay. De sus compañeros de reparto se puede decir exactamente lo mismo, ya que Garrett Hedlund y Leighton Meester cantan tanto o más que ella a lo largo del metraje, con tal de rellenar los muchos huecos de la inconsistente narración. El único verdadero profesional country del cartel es Tim McGraw, quien se limita a actuar y prefiere no cantar para evitar verse incluido en una banda sonora tan descafeinada.