
La opini�n p�blica como falsa coartada
Cada cierto tiempo, especialmente en momentos de gran efervescencia pol�tica como el que se vive hoy d�a en este pa�s, aparecen publicadas encuestas seg�n las cu�les la opini�n p�blica espa�ola se muestra mayoritariamente en contra de determinados movimientos que, sin embargo, en Euskal Herria se entiende que podr�an facilitar el desarrollo de un proceso resolutivo y allanar el camino de la paz. En esos sondeos, se presenta a una sociedad escorada hacia las posiciones m�s intransigentes en temas como la pol�tica penitenciaria o la Ley de Partidos. Bien al contrario, los papeles de Wikileaks han dejado en evidencia que ese supuesto estado de opini�n no es tal y que ha sido utilizado por los mandatarios espa�oles como coartada para no avanzar en esos �mbitos. Ocurri� en el proceso de negociaci�n de 2005-2007, y maniobras similares est�n sucediendo ahora.
Seg�n la documentaci�n filtrada, un alto representante del Gobierno espa�ol comunic� a la embajada estadounidense que una mayor�a de los ciudadanos espa�oles apoyaba el di�logo para acabar con �el conflicto vasco�. Sin embargo, el Ejecutivo del PSOE no utiliz� esos datos como palanca para activar el proceso, sino que, de forma irresponsable, se vali� de la supuesta incomprensi�n ciudadana para condicionar cualquier avance, con los resultados por todos conocidos.
Por otra parte, la filtraci�n de los cables del Departamento de Estado sirve para confirmar que lo que los gobiernos trasladan a la sociedad muchas veces no guarda relaci�n con la realidad. Ah� est�, como ejemplo, el temor de las autoridades espa�olas a una campa�a de ETA en 2009, cuando el discurso oficial insist�a en la �debilidad� de la organizaci�n armada. Otro tanto puede decirse, en este caso mirando hacia EEUU, de los informes secretos, ahora revelados, sobre Guant�namo. La opini�n p�blica es utilizada como elemento de presi�n o se le oculta informaci�n, pero no se le trata con la madurez y seriedad que merece.