REVUELTAs EN LOS PAÍSES ÁRABES
Soldados y tanques contra las protestas en Siria
El Gobierno de Bachar al Assad llevó a cabo ayer una masiva operación militar para intentar acallar la protestas. La intervención de miles de soldados y tanques en la ciudad de Deraa causó al menos 25 muertos.
GARA |
Miles de soldados apoyados por tanques intervinieron ayer en Deraa para acallar las protestas contra el Gobierno y causaron al menos 25 muertos, según militantes de organizaciones de derechos humanos. Pese al levantamiento del Estado de emergencia, el régimen del presidente Bachar al-Assad ha optado por la solución militar para abortar el movimiento de rechazo sin precedentes que se está produciendo desde hace seis semanas y ha hecho intervenir al Ejército en esta ciudad situada a cien kilómetros al sur de Damasco, epicentro de las protestas, así como en otras ciudades del país.
Durante la noche, más de 3.000 soldados y miembros de las fuerzas de seguridad apoyados por blindados y tanques entraron en esta ciudad de 75.000 habitantes, según testimonios recogidos por France Press.
Disparan «en todas las direcciones y avanzan detrás de los blindados que les protegen», declaró Abdallah Al-Hariria a la misma agencia.
«Al menos 25 mártires han caído, muertos por los disparos y el golpeo de la artillería pesada contra las viviendas y los barrios» que continuaron en la tarde, declaró otro activista, Abdallah Abazid. «Otros cuerpos yacen en las calles», afirmó.
Otro grupo de activistas relató en un comunicado en internet que los disparos indiscriminados sobre los habitantes causaron al menos 25 muertos.
Aseguraron que desde primera hora del día, la ciudad estuvo bajo un intensivo bombardeo, mientras tiradores se situaron sobre los tejados. Un testigo señaló que cinco de las víctimas se encontraban en un coche «que fue acribillado a disparos». «Las fuerzas de seguridad entraron en las casas y dispararon sobre los que salen de sus viviendas». La agencia oficial siria, Sana, al dar cuenta de esta intervención militar, dijo, citando una fuente castrense no identificada, que se debía a la petición de los habitantes de Deraa «para poner fin a los asesinatos, el sabotaje y la intimidación».
De acuerdo con esta versión, las tropas del Ejército, apoyadas por las fuerzas de seguridad, «persiguieron a grupos radicales terroristas» y detuvieron un número no determinado de personas, a la vez que confiscaron «gran cantidad de armas y municiones».
Cierre de fronteras
Después de la intervención en Deraa, cerca de la frontera jordana, un ministro jordano anunció que Siria había cerrado sus fronteras terrestres, pero Damasco lo desmintió
Otros activistas dieron cuenta de operaciones de los servicios de seguridad en Duma, a 15 kilómetros al norte de Damasco, y a al-Maadamiyeh, un barrio próximo a la capital.
«La situación es dramática» en Duma, afirmó un testigo, que indicó que las patrullas de las fuerzas de seguridad impiden a la gente salir incluso a comprar pan». Las escuelas están cerradas y los funcionarios se quedaron en sus casas.
En el noroeste, los habitantes de la ciudad Banias se preparaban para manifestarse por la noche en solidaridad con Deraa y desde las mezquitas se hicieron llamamientos a las manifestaciones. Desde el viernes, jornada de una importante movilización en la que se produjeron unos 80 muertos, las autoridades han llevado a cabo una ola de arrestos en las filas de los activistas. Según Wissam Tarifa, jefe de un grupo sirio de derechos humanos, 221 personas han desaparecido.
«Solución militar»
«Está claro que las autoridades sirias han tomado la decisión de una solución militar», declaró a France Press Rami Abdel Rahmane, presidente del Observatorio sirio de Derechos Humanos. El pasado jueves al Assad levantó el Estado de emergencia que se encontraba en vigor desde hacía casi 50 años y anunció reformas importantes. Pero, pese a este anuncio, la represión se ha endurecido y desde el viernes se han producido unas 160 muertes, según activistas y varias ONG.
El Ministerio del Interior sirio dio ayer órdenes a la Policía y al resto de cuerpos de seguridad para que se presente a todos los detenidos «de inmediato en virtud de la ley marcial a los tribunales competentes», según la agencia oficial Sana.
La orden de Interior se basa en el decreto que anuló la semana pasada la vigencia de la ley de emergencia.
Los manifestantes, que exigían el levantamiento del Estado de emergencia, la liberación de los detenidos políticos y el fin del control de las fuerzas de seguridad y del partido Baas sobre la sociedad, reclaman ahora la caída del régimen. Según algunos organismos extranjeros, unas 390 personas han muerto desde el pasado 15 de marzo.
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, afirmó que su oficina ha recibido información de al menos 76 muertos, identificados por sus nombres en las protestas del viernes y reclamó a Damasco que ponga fin a su «respuesta errática y violenta» a las mismas. Pillay subrayó que la cifra de muertos «podría ser considerablemente mayor».
El Gobierno de Muamar al Gadafi sufrió ayer una afrenta simbólica: un ataque aéreo de la OTAN destruyó completamente a la oficina del líder libio en Trípoli, en el momento en que en Misrata, teatro de violentos combates desde semanas, los insurgentes llevaban a cabo un avance en sus posiciones. La oficina de Gadafi, situada en su residencia en el sector de Bab Al-Aziziya, fue totalmente destruida por los ataques intensos de la noche del domingo sobre Trípoli, que viene siendo objetivo de los aviones de la OTAN desde el viernes. Seif Al-Islam, hijo del coronel Gadafi calificó el bombardeo de «flojo». «Este ataque puede atemorizar a los niños pero nosotros no abandonamos la batalla ni tenemos miedo», afirmó en una breve declaración televisada. Ayer al caer la noche volvieron a escucharse varias explosiones en la capital libia.
En Misrata, a 200 kilómetros al este de Trípoli, volvía una aparente calma después de una noche de combates intentos, con abundantes disparos de artillería que caían sobre las viviendas, y que dejaron al menos una docena de muertos civiles, entre ellos varios niños. Ayer las calles permanecían desiertas y numerosos edificios presentaban los impactos de balas y proyectiles. Varios líderes de grupos rebeldes afirmaron que las tropas gubernamentales se retiraron a los suburbios. «Se han producido enfrentamientos en el oeste de la ciudad, el resto está limpio. Permanecen algunos soldados seguramente ocultos con miedo a que les maten, pero no son más que un grupo de soldados», precisó uno de ellos.
Los combates del fin de semana habían dejados al menos 55 muertos y más de 200 heridos, pese al anuncio de Trípoli el pasado sábado de una suspensión de las operaciones para permitir a las tribus locales una solución pacífica en un plazo de 48 horas. El domingo, un avance de los rebeldes permitió salir a los habitantes que llevaban varios días encerrados en sus casas a la vez que las tropaos insurgentes capturaban a algunos soldados gadafistas.
Por otro lado, Italia anunció ayer que permitirá que sus aviones también bombardeen objetivos militares en Libia, en el marco de la operación emprendida por las fuerzas de la OTAN, según señaló el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, en una conversación telefónica con el presidente de EEUU, Barack Obama. Imed LAMLOUM
La represión de las protestas contra el presidente yemení, Ali Abdalá Saleh, originó ayer la muerte de al menos dos personas y decenas de heridos, mientras parecen haber quedado en punto muerto las gestiones para buscar una solución política.
Las manifestaciones continuaron en varias ciudades del país después de que la víspera se sucedieran las declaraciones contradictorias acerca de la posible renuncia en un mes de Saleh, quien, sin embargo, dijo que sólo entregaría el poder por medio de elecciones. Al menos dos personas murieron a causa de los disparos efectuados por las fuerzas de seguridad yemeníes para dispersar las protestas en las ciudades de Eb y Baida, en el suroeste y centro de Yemen, respectivamente, según fuentes médicas. Un manifestante falleció y otros 33 resultaron heridos por disparos de bala o pedradas durante las protestas que pedían la caída del régimen de Saleh en el centro de Eb. En cuanto a Baida, a 200 kilómetros al sur de Saná, la represión policial de las protestas se saldó con un manifestante muerto y otros cinco heridos. También Taiz, a 257 kilómetros al suroeste de la capital yemení, fue escenario de la violenta represión. El director de un hospital de campaña situado en el centro de Taiz, Sadq al Sugaa, señaló que más de 60 personas resultaron heridas, entre ellas 22 a causa de los disparos de las fuerzas de seguridad. Además, 250 sufrieron síntomas de asfixia debido a los gases lacrimógenos que arrojaron las fuerzas policiales. GARA