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Análisis | repunte del ecologismo político en Alemania

Los Verdes alemanes corren el riesgo de morir de éxito

Si las elecciones generales alemanas se celebrasen ahora, los Verdes podrían liderar un bipartito con los socialdemócratas y terminar así con la coalición de Angela Merkel. Sin embargo, su auge les sitúa ante los retos de presentar un candidato a canciller y un programa compatible con un partido en el Gobierno.

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Ingo NIEBEL

Los Verdes alemanes surfean con gran precisión la ola que recorre estos últimos meses el país. Desde su misma cresta, el partido se encuentra en la encrucijada de definir un candidato adecuado y perfilar un programa político atractivo para los comicios de 2013, sin dejar de pisar suelo.

Una ola verde, que no es ni independentista ni desestabilizadora, sino simplemente ecologista y diferente a los demás partidos, recorre estos últimos meses Alemania. Treinta años después de su fundación, los Verdes se hallan ante el desafío de convertirse, de un partido de oposición caracterizado por su rol del eterno socio minoritario, en una formación que en adelante podría gobernar la potencia económica más fuerte de la Unión Europea. Esta perspectiva le enfrenta tanto a los partidos con más representación en el Parlamento Federal como a sus propias bases.

Para analizar el cambio político que se está dando en Alemania, hay que recordar los resultados de los comicios generales de 2009, en los que los Verdes sacaron poco más que once puntos quedándose por detrás del partido socialista Die Linke (casi doce puntos) y el Partido Liberal (FDP) con casi el 15% de los votos. La Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Angela Merkel y su hermana bávara, la Unión Social Cristiana (CSU), se quedaron por debajo del 34%, mientras que el Partido Socialdemócrata (SPD) cosechó con 23 puntos el peor resultado de su historia.

Ante este panorama, Merkel decidió formar gobierno con el FDP; pero según un reciente sondeo, su socio se quedaría por debajo del cinco por ciento, y por lo tanto, fuera del Bundestag, mientras su propia formación sólo obtendría 31 puntos. El SPD se queda estancado en el 23%, mientras que los Verdes alcanzaría el 28%, faltándole poco para triplicar su resultado del 2009.

La gran incógnita. Ahora la gran pregunta es a quién deberían nombrar los Verdes candidato a canciller; si lo tuvieran que elegir los alemanes, sería Joseph Martin Joschka Fischer, quien ostentó el cargo de ministro de Asuntos Exteriores y el título de vicecanciller en el bipartito del socialdemócrata Gerhard Schröder (1999-2005). Pero Fischer no está dispuesto a ello, dado que se acaba de retirar de la política. Ahora asesora a la casa automovilística BMW y a la empresa energética RWE a la que asesora en el proyecto para realizar el proyecto Nabucco, que va a llevar gas desde el Mar Caspio y el Oriente Próximo hasta Europa. La copresidenta de los Verdes, Claudia Roth, ha dicho a la prensa que ella está «convencida» de que la negativa del ex combatiente callejero Fischer es definitiva. Siendo las cosas así, no quedan más opciones que el jefe del grupo parlamentario y ex ministro federal de Medio Ambiente Jürgen Trittin, o Renate Künast, aunque éste último competirá en setiembre con el socialdemócrata Klaus Wowereit por la alcaldía de la ciudad estado de Berlín.

He ahí precisamente uno de los mayores retos de los Verdes: Una cosa es competir con su socio, el SPD, y otra totalmente diferente que éste último todavía no se haya hecho a la idea de que en un futuro podría pasar a la segunda fila dejándoles a los Verdes la primera. La dificultad de asumir ese rol la expresó el presidente de los socialdemócratas, Sigmar Gabriel, cuando en una entrevista concedida al diario conservador Die Welt, tachó a los Verdes de «impredecibles», insinuando que Merkel está preparando un bipartito con los ecologistas después de los comicios, previstos para el 2013. Por eso se presentan bastante difíciles las conversaciones del SPD con los Verdes en Baden Württemberg, que deben dar lugar al primer Ejecutivo verdirojo de la historia alemana.

En el espectro político los Verdes han de mostrar en mayo, en las elecciones regionales de Bremen, que su auge sigue situándose por encima del 20%. En Berlín tienen dos objetivos: o convertirse en la fuerza más votada, superando al SPD, o, por lo menos, situarse en segunda posición, desbancando al Linke como actual socio minoritario de los socialdemócratas. Esta última opción es la más probable, dado que el partido socialista no ha conseguido aún salir de su crisis interna. A nivel nacional ha bajado de sus casi 12 puntos al 9%.

Un programa político atractivo. Queda por último la definición del programa político de los Verdes. Para el 2018 han anunciado el cierre definitivo de todas las centrales nucleares. Contra este plan la industria energética está aunando fuerzas. Amenaza ahora, teniendo siete centrales temporalmente inoperativas, con apagones y pérdidas multimillonarias. Añade que incluso el «cambio energético», propuesto por Merkel, podría salir muy caro al consumidor. Además la RWE, que opera cinco plantas nucleares, acaba de anunciar que no dejará la energía atómica.

Aparte del ecologismo hay otros temas como el cambio demográfico, la creciente pobreza y la exclusión de los pobres de la educación, sin olvidar la política exterior, que requieren un posicionamiento de los Verdes; lo cual incluye también presentar a los candidatos que deben llevar a cabo esta política. Surfear en una ola puede ser muy estimulante para los Verdes, pero necesitan pisar tierra, al fin y al cabo un requisito imprescindible para gobernar un país como Alemania.

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